El mármol, un material en un principio macizo y frío, ha devenido
en dinámico, ligero y sensual. En la Fundación Matthias Kühn, unas
35 esculturas de Patrick Guino (Perpignan, 1965) han cobrado vida a
partir de esta piedra noble en combinación con el vacío.
«El vacío es tan importante como el lleno. Es un espacio igual y
ha de tenerse en cuenta», dice el artista afincado en Bunyola. Su
«audacia en las proporciones» se conjuga con «el equilibrio y la
gravedad». Mediante un sistema rotatorio, las obras giran sobre sí
mismas y, así, adquieren más significado para el público, que las
puede contemplar desde muchos ángulos. «Los acabados son muy
importantes.
La finura y los reflejos de la luz» son aspectos que le
interesan, apunta. Guino se inspira «en la luna, la estructura del
espacio y músicos como Pat Metheny o Charlie Parker». Un águila de
madera y una obra titulada «Visión de paz», (aludiendo a un ojo
humano y una paloma), surgen de otros universos personales. El
artista, autodidacta, explica ésta última: «Es una utopía, un
mensaje desesperado».
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