Carme Fernández, Matilde Salvador, Mariona Vila, Mercè Pons, Joana Llabrés y Victoria Cortés, intérpretes, y Francisca Mas. Foto: S.AMENGUAL

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Si en el mundo de la música el colectivo de compositores es el menos valorado, la condición de mujer, como en otras parcelas de la vida, agrava la situación. Las catalanas Matilde Salvador y Mariona Vila, y las mallorquinas Mercé Pons, Carme Fernández y Maria Rosa Ribas han participado con sus obras en la grabación de «5 compositores contemporànies», editado por el Institut Balear de la Dona y ONA Digital. El día de la presentación, en el Conservatorio, hablaron de la dificultad que entraña no ya vivir de su trabajo, sino, simplemente, darlo a conocer.

«La composición es el estatus más bajo dentro de la música», aseguran. «Y si eres mujer, mucho peor». Dar a conocer sus obras, estrenarlas y, además, ser remuneradas por ello es una meta difícil de alcanzar. De ahí su queja: «Que no tengamos acceso al mundo laboral». Mariona asegura que «hasta en el campo paralelo del compositor como puede ser la música de cine o publicidad, la mujer lo tiene mal». Una única salida, la docencia, se abre ante ellas cuando finalizan sus estudios. Poner un anuncio que dijera: «Vendo bonitas melodías», podría ser una solución, apunta Mariona con sentido del humor. «¿Cuántos encargos me he perdido por ser mujer?», reflexiona.

Aunque han participado en un disco compuesto e interpretado sólo por mujeres, -Joana Llabrés y Victoria Cortés pusieron la voz y el piano-, «no queremos recluirnos», aseguran. Debemos ir «codo con codo con los hombres», añade Mercé. Tampoco están de acuerdo en que su música se elija sólo para cubrir una cuota.

«Escribir música es muy duro, aprender la técnica es un proceso largo», dice Matilde Salvador, la más veterana, quien asegura que «nunca me sentí discriminada por ser mujer, pero políticamente sí por trabajar por nuestra cultura». Resulta incongruente el escaso interés que suscita la figura del compositor, siempre oscurecido por el intérprete. «Como disfrutamos de tanta música de los siglos anteriores, la sociedad se ha hecho comodona y no demuestra interés por la de su tiempo», comenta Carme. Resulta más barato programar un concierto de Beethoven, al que no hay que pagar derechos, a invertir en el estreno de una obra actual.

¿Y cuáles son sus intereses como autoras, sus gustos e influencias? Carme prefiere la música en la que encuentra «una afinidad a nivel espiritual con tu manera de ser, tu personalidad». Mariona se inclina por la que le aporta «un punto de inflamación emocional, lo que no quiere decir que estén cargadas». Para Mercé, la que «me haga sentir, transportar, difícilmente entro en una obra que no me interese». Y Matilde se inclina por «aquellos que pudiendo poner tres notas no ponen cuatro, que den importancia a la melodía y trabajen sobre las escalas propias de su país, de su cultura».