-¿Por qué literatura infantil?
-Un buen día empecé a contarle un cuento a mi hijo en el coche, y
así surgió este libro. De hecho el protagonista se llama Carlos,
como mi hijo. La verdad es que yo no creo en la distinción entre
libros para jóvenes y para adultos. Si es buena literatura, la edad
es algo secundario. Los mayores pueden disfrutar leyendo libros
juveniles y los niños, cómo explicarlo... Mi libro favorito,
«Sinuhé el Egipcio», lo leí por primera vez mucho antes de
entenderlo (y de que mi madre me dejara, tuve que leerlo a
escondidas), lo mismo que los «Cronopios» de Cortázar, préstamo
irregular de la estantería de mi hermano.
-¿Qué quiso contar en «La cuchara
mágica»?
-Los chicos que lean este cuento pueden aprender que en la vida los
atajos no son demasiado eficaces, que después de los excesos llega
la resaca y que más tarde o más temprano van a tener que hacer las
cosas por ellos mismos. Y hacerlas bien. Que los padres se
equivocan, pero que los hijos también meten la pata.
-Cuente un poco la trama.
-Un día el joven Carlos se encuentra una cuchara mágica, capaz de
proporcionar a su dueño los más deliciosos manjares. La oportunidad
que el chaval deseaba para alcanzar fama y fortuna. Los personajes,
aunque inventados, son muy humanos, frágiles, se dejan llevar por
sus deseos, se equivocan, pero casi todos aprenden. Intento
demostrar que el éxito logrado sin esfuerzo no siempre trae la
felicidad.
-¿Su hijo lo ha leído?
-Se lo empecé a leer algunas noches al acostarse, aunque es para
niños un poco más mayores.
-¿Por qué escribe?
-Escribo para alejarme de este mundo desastroso, para evadirme por
unas horas. Aunque sólo he escrito novelas para niños, ahora he
empezado una para adultos.
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