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Es un hombre que da mucho valor a las palabras, pero que tiene dificultades para encontrar las que mejor pueden definirlo. Finalmente, Pep Llambías se califica como «una persona muy radical y obstinada, pero que no llega al narcisismo». Después de clausurar la muestra «Hormes i patrons» en Pelaires, el artista mallorquín ha vuelto a su taller de Alaró para entregarse por completo a la creación.

-¿Vive muchos momentos de vacío mientras crea?
-Mi producción es muy lenta porque me lleva mucho trabajo. La verdad es que hay momentos de vacío, pero me recupero fácilmente y, poco a poco, todo va saliendo.

-Ha trasladado su taller a Alaró, ¿cómo influye el entorno en su obra?
-Estoy bastante acostumbrado a trabajar entre un lugar y otro, nunca me ha condicionado el taller. El concepto cambia cuando se pasa de trabajar en un sitio urbano a un espacio más retirado. Aún así, los conceptos en los que trabajo parten de los mismos fundamentos de siempre. El contacto con la naturaleza es siempre mi gran punto de referencia.

-¿Cómo explica su obra?
-Se ha vuelto muy simbólica. Eso no quiere decir que rechace representar el mundo, lo hago pero desde una visión más metafórica. Trabajo sobre el concepto ligado a la palabra.

-Desde el 88 utiliza la palabra escrita en el contexto de la imagen, ¿cuál es el valor que da a lo escrito?
-Tiene el poder de remarcar lo que estás haciendo a fin de que el contenido se exprese mucho mejor. Con el tiempo he ido depurando esta idea hasta que la palabra toma su sentido más amplio. No me interesa sólo la forma del objeto, sino lo que puede explicar por sí mismo y lo que me permite explicar a mí. La palabra refuerza mi mensaje sobre el objeto.

-¿Continúa trabajando en la misma línea?
-Trabajo en una serie de «Reservas», una especie de despensa con botellas que hablan de conservar cosas y de estar en el futuro de las que puedan desaparecer, es como un invernadero para el futuro. También hago una serie de naturalezas muertas o bodegones. Vuelvo con las coles y los campos de cultivo. En cierta forma mi obra es cíclica. Es como si hubiera una espiral dentro de mi mente que siempre me lleva a recuperar las cosas antiguas.

-Vuelve a hacer de la ironía su seña de identidad.
-Sí, soy irónico. Estoy satisfecho si con mi obra puedo conseguir dar un mensaje e invitar a reflexionar sobre lo que sucede.

-¿En qué momento de madurez se encuentra?
-Estoy convencido de lo que quiero decir. Me he movido por obras gestuales hasta llegar a una más conceptual a partir de la depuración. Digo las cosas sin rodeos, digo lo que siento.