Ainhoa Arteta posó ayer en la sede del Consell de Mallorca. Foto: JAUME MOREY

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«Un cantante no tiene la voz igual en agosto que en enero». De ahí que Ainhoa Arteta haya decidido para su concierto de esta noche en el santuario de Monti-sion de Porreres interpretar un programa «más festivo» para, de esta manera, sentirse «más cómoda» y lograr transmitir «mejores vibraciones a los espectadores». Scarlatti, Montsalvatge o Gershwin son sólo tres de los autores escogidos por la soprano que, en esta ocasión, estará acompañada por el pianista Lorenzo Bavaj. Un recital variado que sigue la línea de sus últimas actuaciones, aunque con una variación: el espacio. «Cantar en un claustro desconocido me gusta, es como un experimento, y arriesgarme siempre me encanta».

Más de una vez esta especie de «reto» se ha convertido en el hallazgo de «un sitio mágico». «No me importa ir a la aventura porque, así, siempre tengo la sensación de que lograré aprender algo positivo en cualquier sitio». Ainhoa Arteta es una habitual de los escenarios mallorquines. «Me encanta actuar en la Isla, es uno de los lugares más sagrados y bonitos de este país». Además, «aquí el público siempre me recibe bien». «Los espectadores de Mallorca siempre están ávidos por aprender, por añadir algo más a lo conocido, por asistir a conciertos y crecer como personas». Una actitud que también puede verse en el resto del país, «mucho más abierto a nivel cultural que hace unos años».

La soprano se dio a conocer a nivel internacional tras ganar el Metropolitan Opera National Council Auditions de Nueva York y el Concours International de Voix d'Opéra Plácido Domingo de París. Dos premios que le permitieron crecer en el mundo de la lírica. Hoy, la soprano asegura estar en «un momento tremendamente ilusionante». «Estoy a punto de cumplir 40 años, una edad buena para una carrera como la que he elegido que me permite decir que estoy en mi madurez artística». Tener «una experiencia y un bagaje» ayuda a que «la calma llegue». «Antes tenía ganas de hacerlo todo y rápido. Ahora actúo menos pero con más calidad. Soy más feliz, he conseguido la serenidad anhelada».