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El cerrajero, artesano y artista Joan Seguí falleció ayer a los 80 años víctima de una grave dolencia. Propietario de la Cerrajería Seguí, una de las más conocidas de Ciutat, dedicó su vida a la empresa fundada por su hermano Guillem en el año 1928, desde donde se han forjado elaboradas piezas tanto a nivel comercial como artístico. El funeral se oficiará el próximo lunes a las 20.00 horas en la iglesia de Sant Miquel.

Su aportación al arte ha sido decisiva, ya que creadores tan reconocidos como Enrique Broglia, Betty Gold, Pep Llambías, Rafael Mahdavi, Gloria Mas, Teresa Matas, Joan Roig, Albert Rouiller, Enrique Salamanca, Aligi Sassu, Eusebi Sempere o Rafael Timoner, entre otros, han contado con sus servicios y su profesionalidad. Joan Seguí nació en noviembre de 1924. Cuatro años más tarde, Guillem Seguí fundaba la cerrajería que daría fama a su apellido. A los 16 años, Juan se incorporó a los talleres, ubicados por aquel entonces en la calle Joan Lluis Estelrich. A principios de los 60 se hizo cargo de la empresa, desde donde realizó una gestión muy activa.

En 1988, Cort decretó el solar donde estaba ubicada la cerrajería como zona de equipamientos urbanos, por lo que el taller se trasladó al polígono de Can Valero, su actual emplazamiento. Casado con Catalina Berga, fallecida hace tres años, tuvo tres hijos, Antoni, Magdalena y Joan. Su gran pasión fue el fútbol, llegando a ser presidente de la Federación Balear de este deporte.

Cerrajería Seguí comenzó el forjado de obras artísticas hace más de una década animado por el presidente-editor del Grup Serra, Pere A. Serra. Los resultados, espectaculares, le dieron una excelente reputación como artesano. Su hijo Joan aseguraba ayer muy conmocionado que «desde entonces no hemos parado de hacer esculturas de forma paralela a otros encargos». Artesano y hombre de negocios con sensibilidad artística, Seguí también cultivó la escultura. Su habilidad con las manos puede apreciarse en el conocido «Lleó» de la iglesia de Sineu, obra enteramente suya, o en piezas como la que puede verse en esta página. «Mi padre fue un trabajador incansable. Toda la vida lo vi levantarse a las siete de la mañana para ir puntualmente al taller». Se esforzó por crear un producto muy artesano con materiales de primera calidad. «Fue un hombre con una moral y una dignidad fuera de lo común», según su hijo.

(Más información en pág. 59)