A la izquierda, la platea, y a la derecha, el escenario; ambos espacios están al descubierto debido a las obras. Foto: PERE BOTA
Contemplar el cielo desde el escenario del Teatre Principal de Palma es, en la actualidad, una realidad. El pasado 5 de enero, y con cuatro años de retraso, la fachada del centro colgó el cartel que indicaba el inicio de las obras, unas obras que hoy cumplen medio año. Ahora, y tras seis meses de trabajo, el Principal está en plena ebullición. Andamios, máquinas, picos, palas, obreros y carretillas conforman una realidad que permite ver una imagen única: el cielo de Palma. ¿Por qué? Porque el techo ha desaparecido temporalmente para que el escenario pueda ganar diez metros en altura. «La restauración marcha correctamente. Por el momento, no hemos encontrado ningún obstáculo», explicó Joan Mut, el aparejador encargado de la obra. Los trabajos no se centran sólo en un espacio del teatro, si no que abarcan todas las zonas. Sí se sabe qué partes finalizarán antes. «Primero terminaremos la rehabilitación del edificio colindante, aquel que albergará los camerinos, las oficinas y la sastrería, entre otros. Después, será el turno de la caja escénica para, más adelante, terminar con la platea. El vestíbulo será lo último en finalizarse». La fachada también se rehabilitará. «Cuando empezamos, el Principal no amenazaba ruina pero sí necesitaba una restauración completa. Su máxima necesidad era adecuarse los nuevos tiempos y a las nuevas medidas. Necesitaba un lavado de cara».
Cuando los obreros entraron en el teatro se enfrentaron en primera instancia al trabajo más complicado: «Desmontar la estructura». «Los cimientos del recinto estaban construidos a la antigua con piezas de marés. Ahora, tendremos que realizar una nueva cimentación». También se están revisando las vigas del edificio y «enviando muestras a laboratorios especializados para que decidan si están en condiciones o si necesitan cambiarse». Pilares nuevos y una nueva estructura metálica para la caja escénica, que substituirá a la anterior, hecha en madera, son los siguientes pasos a seguir. Desmontar las pinturas al temple sobre tela que cubrían la cúpula fue otro de los trabajos difíciles. Llevó dos meses y, ahora, un taller especializado de Madrid las está restaurando en un espacio habilitado en Palma. «Después, volverán a recomponerse siguiendo los planos topográficos que se hicieron antes de desmontarlas». Recuperar los dorados de los palcos, actualmente tapados con porexpan para evitar que no se estropeen, se convertirá en otro de los trabajos que también requerirán minuciosidad.
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