El artista pollencí Amador presenta esta noche en la iglesia del
Roser de Pollença su obra «Temple de cel», que se exhibirá hasta
finales de septiembre. El artista explicó que se trata de una
instalación en la que «he querido conseguir un espacio de silencio,
reflexión y reposo, un lugar donde la gente medite». La obra se
basa en una plancha de resina de poliéster que cubre el techo de la
iglesia y que representa un cielo en el que convergen el mar y la
tierra y que está repleto de reflejos, ritmos y brillos. «Es un
cielo cambiante que simboliza el gran movimiento de masas humanas
que existe en el mundo», aclaró Amador.
El artista ha trabajado durante un año y medio a pie de obra en
el que ha sido un proyecto mutante. «La primera idea fue hacer una
masa de nubes que flotase, pero después de muchas variaciones se ha
acabado convirtiendo en un cielo tangible que llora luces de
colores», según el crítico de arte y comisario de la instalación,
Fernando Francés.
Como no podía ser de otra manera, Amador no ha dejado de lado la
figura humana, «esta vez no será abstracta, tendrá nombre propio».
Se ha colocado un espejo que reflejará la imagen distorsionada del
visitante, «será una imagen espiritual», dijo Amador. La consellera
de Cultura del Consell, Dolça Mulet, acompañada por el alcalde Joan
Cerdà y el regidor de Cultura, Tomeu Cifre, alabó la obra de Amador
e indicó que desde el Consell se quiere impulsar la cultura en la
Part Forana.
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