El horno de cal más antiguo de Mallorca acaba de salir a la luz
en el yacimiento talayótico de ses Païses (Artà) donde el
arqueólogo Javier Aramburu dirije la campaña de excavaciones. Se
trata de una construcción circular, un hueco en la tierra de tres
metros de diámetro por dos de profundidad. Su uso está demostrado
en el siglo I antes de Cristo.
El horno, una estructura talayótica construida bajo la ocupación
romana, que ocurrió en el siglo II antes de Cristo, se encuentra en
el recinto de un edificio que alberga todas las etapas de la
cultura talayótica a lo largo de unos 850 años y que se ha datado,
mediante análisis de radiocarbono, en el 700 antes de Cristo,
comenta el director de la excavación. El citado edificio,
rectangular, mide 18 metros de largo por 12 de ancho. En el
interior del horno son visibles capas de ceniza, de cal y de
escoria de plomo. Para obtener la cal se metían en su interior
piedras calizas y se calentaba al menos a 1.000 grados. En cuanto
al edificio, ha podido datarse la fecha de su abandono por las
monedas encontradas, como, por ejemplo, entre otras, un sextercio
de Tiberio con la inscripción visible por ambas caras. Aramburu
explica que aunque se desconoce cuál fue el uso inicial de esta
espectacular edificación, levantada con enormes piedras de hasta
una tonelada, se sabe que con la dominación romana se convirtió en
una factoría de producción de cal y de metalúrgia. En la zona,
además de las monedas, han parecido clavos de barco de considerable
tamaño, «que se reutilizaban», pesos romanos de plomo y agujas,
además de mucha cerámica.
Según Javier Aramburu, «la excavación está ofreciendo este año
resultados científicos maravillosos, nunca en este poblado habíamos
obtenido una sucesión cronológica con tanta exactitud».
Junto al horno, trabajaban ayer en unas pequeñas estructuras de
1,20 cms de lado sobre las que, «de momento, por exclusión, creemos
que era donde almacenaban la leña para el horno. En ellas no hay
cerámica, ni cenizas, y como la madera no deja restos no estaremos
seguros de su función hasta que hagamos análisis de sedimentos». No
han sido los únicos restos surgidos. Otra construcción «es un
receptáculo donde se guardaba la cal ya lista, en su interior hay
mucha». Y han aparecido viviendas de época romana y talayótica y se
ha datado la muralla del poblado, posterior al edificio que alberga
el horno.
Aramburu sólo cuenta con una ayuda del Ajuntament de Artà, 3.000
euros, la comida y el alojamiento en el colegio público para la
veintena de estudiantes que colaboran en la excavación, a la que
califica como «un hito en la investigación por la sucesión de
etapas» identificadas.
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