Reconocido como una de las personalidades más originales de las
letras españolas, Cristóbal Serra (Palma, 1922) será investido
doctor honoris causa por la Universitat de les Illes Balears el 12
de enero. El escritor plantará una higuera en los jardínes de Son
Lledó como símbolo de su pertenencia a la comunidad universitaria y
tendrá como padrino al doctor Perfecto Cuadrado.
-¿Cómo ha recibido la noticia de este
reconocimiento?
-Uno se siente honrado.
-Honra que usted sellará plantando una
higuera.
-Sí. He elegido este árbol porque me atrae mucho. Tiene muchas
connotaciones, sobre todo eróticas. Yo soy de los que cree que el
pecado original que la Biblia nos presenta debajo de un manzano, no
fue en un manzano, sino en una higuera. Además, pienso recitarle
una oración mágica, un ensalmo.
-¿Y su disertación académica? ¿Sobre qué
versará?
-He escrito un «Elogio a la sencillez», porque me permite hablar de
mi teoría sobre los asnos, que expliqué en mi libro «El asno
inverosímil». Es un animal que representa la simplicidad, el
sentido infantil, la pasividad y el aguante. Esto me permite hablar
de mi concepción de la vida, de mi obra y de mi filosofía.
-¿Qué parcela ocupa la sencillez en su
obra?
-Yo tiendo hacía la sencillez porque estoy en contra del
barroquismo y porque mi forma de expresarme es muy clara. Lo que
pasa es que mi literatura tiene una carga filosófica y profética
que le otorga un cariz de dificultad que en verdad no tiene.
-Una filosofía ligada al Tao, ¿no?
-Hace muchos años que traduje el libro del Tao y ahora la «Obra
Completa» de Chuang-tzu. Me gusta el taoísmo porque es misticismo
con humor y el cristianismo, porque Jesús tenía mucha ironía.
-También su obra está íntimamente ligada a la figura del
aforismo.
-En toda mi obra se puede encontrar dispersado el aforismo. Hice
una recopilación de éstas expresiones en «Nótulas».
-Y hace poco publicó un artículo en «Quimera» sobre el
tema.
-Exactamente. En él precisaba el concepto, porque a mis aforismos
personales yo los denomino nótulas. No son una invención
caprichosa, nacida en un momento de exceso verbal. He recabado para
esta fórmula una ascendencia mediterránea y la he protegido bajo el
patronato de una tradición de juegos de palabras y de malabarismos
verbales. No se trata de un género delimitado y menos de un
hallazgo personal, sino de quintaesencialismo.
-¿Podría definir el término en pocas
palabras?
-El aforismo es un mutismo elocuente y la nota, una especie de
balbuceo que apenas dice lo que quiere decir.
-Y actualmente, ¿en qué anda trabajando?
-Acabo de escribir un libro «Tanteos crepusculares», que está
pendiente de publicación. El volúmen incluye un diccionario que
aclara algunas de mis voces.
-¿Es usted de los escritores que hacen sufrir a los
editores?
-Bueno, no diría tanto, aunque soy muy coqueto y no acepto que un
editor publique mi obra si no se ha enamorado de ella.
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