Una efervescencia particular flotaba ayer en las calles de
Palma, una efervescencia enriquecida por la música de Wolfgang
Amadeus Mozart en el día en que se cumplían exactamente 250 años
desde que el genial compositor comenzó a respirar en Salzburgo
(Austria). Turistas y autóctonos formaban corrillos en los diversos
espacios de la ciudad en los que se ejecutaban conciertos para
honrar a un hombre que dejó tras de sí un asombroso legado
musical.
Por la tarde, la iglesia de Sant Nicolau volvía a ser escenario de
otro concierto, el de la pianista Susan Lim, que tocó «Sonata en si
bemol mayor», «Sonata en do menor» y «Fantasía en do menor», un
programa elegido «para dar muestra de las diferentes etapas vitales
de Mozart, visibles en el contenido y desarrollo musical de estas
obras, así como en el contraste que hay entre ellas», explicó la
concertista, que espera que «este tipo de iniciativas sirvan para
que los músicos y el público hagan un esfuerzo común y, como si
fueran dos enamorados, lleguen a un equilibrio y un entendimiento».
Las primeras notas que invocaron el espíritu de Mozart sonaron
en Cort y fueron las de su «Divertimento», a cargo del Trio Balear.
Esta pieza es el único trío para cuerda que el músico escribió, en
1788, un año antes de su muerte. Más tarde, en Jaime III, el
cuarteto de saxos Es Lap! interpretaba su «Sonata nocturna» y
«Serenade en do menor», un repertorio elegido por «su familiaridad
para el público», explicó Jaime Ginard, uno de los componentes de
la formación.
El pianista Alfredo Oyáguez y el violonista Smerald Spahiu
eligieron para su concierto en la iglesia de Sant Nicolau las
«Variaciones en sol mayor para piano y violín» y la «Sonata en si
bemol mayor». Una estudiante del Conservatorio, Marta Jiménez,
seguía la interpretación con partitura en mano. Encantada de poder
disfrutar de música en la calle, la joven músico demandaba que
«éste no sea un hecho sorprendente, sino que se haga todos los
domingos, como si se tratase de un deporte». De la misma opinión
eran Pedro Barceló y Maria Hernández, que convenían que «es una
forma perfecta para acercar la música clásica a la sociedad».
Además de los conciertos programados por el Ajuntament de Palma
en el Casco Antiguo de la Ciudad, hubo muchos otros. La coral Veus
Amigues interpretó algunas de las obras religiosas del gran
compositor en la iglesia del Hospital Militar; en la tienda de
instrumentos musicales Casa Martí, fueron profesores y alumnos los
que se reunieron para invocarle. Asimismo, en el Centro de Cultura
Sa Nostra, los solistas de la Camerata Sa Nostra también recordaron
a Mozart, quien deslumbró a las cortes europeas con su brillantez
como pianista y comenzó a componer cuando ta sólo tenía cinco años
de edad.
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