Cuando anunciaron que las copas irían a partir de entonces a
mitad de precio, ya llevaban recaudados 8.000 euros, que sumados a
los 14.000 que aportaba el Ajuntament de Palma sumaban un saldo
considerable para la segunda edición del festival Solidart. Estaba
clara la consigna: a consumir, esta vez por una buena causa. Así da
gusto. Y es que en general la nota dominante el pasado sábado fue
el buen ambiente en un evento gratuito y bien intencionado. Incluso
los músicos se resignaban ante los problemas técnicos.
«Gracias a todos, ha sido un placer a pesar de los problemas»,
se excusó el madrileño Lonely Joe poco antes de terminar su
actuación. Había sido el encargado de estrenar escenario con una
versión de «Wicked Game», de Chris Isaac, que te ponía sobre la
pista de cuáles son las fuentes de su sonido. Los temas de «The
Dark Ghost of Shame», a pesar del sonido, gustaron al numeroso
público que ya desde primera hora se había acercado hasta el
parking de Son Moix.
La organización ideó un sistema para, en la medida de lo
posible, agilizar los cambios. Algo que más o menos les dio
resultado, aunque a veces se hacía más difícil de lo previsto.
Amarillo, los siguientes en actuar, venían a quitarse la espinilla
de su caótico paso por Indirama. Pero su directo, a pesar de las
buenas canciones, no acabó de arrancar en ningún momento. Sonaron
algo planos, y eso, en un grupo que vive de explotar su frescura,
es un lastre considerable.
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