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EFE|MADRID

Desde que el viernes estallase la voz de alarma sobre un empeoramiento del estado de salud de Rocío Jurado, por las diversas informaciones contradictorias que apuntaban a que había sufrido un infarto cerebral, la cantante ha ido empeorando y está grave, ya que lo sufrido fue una grave crisis hepática. Fue su hermano y representante, Amador Mohedano, el que ayer aseguraba que la familia, reunida en el domicilio que José Ortega Cano y ella tienen en La Moraleja, está «muy preocupada» y «esperando a ver qué puede pasar», porque «la cosa está muy complicada».

Mohedano, acompañado por su mujer, confesaba que necesitaban «un respiro», ante las presión de los medios de comunicación agolpados en el domicilio, y confirmaba así las palabras del médico personal de la artista, Alejandro Domingo, que un rato antes había asegurado que no se habían producido cambios desde anoche cuando Rocío Jurado, que ha estado luchando contra el cáncer de páncreas que padece, sufrió un empeoramiento.

El médico declaraba que «Rocío tiene un corazón muy grande, pero además tiene un corazón muy fuerte», confirmaba que la cantante estaba «inconsciente como consecuencia de la enfermedad» y no ocultaba la gravedad de su estado de salud. El facultativo, que ha atendido a lo largo del día a las preguntas de los periodistas a la puerta del chalé de la cantante, agregó que José Ortega Cano se encontraba «muy afectado, lo mismo que toda la familia».