El poeta, novelista y articulista uruguayo Mario Benedetti, que acaba de cumplir 86 años, vivió algún tiempo en Mallorca, «años muy felices», tal y como él mismo señaló en una entrevista publicada recientemente en El País Semana.
Mario Benedetti llegó a Mallorca en 1980, procedente de París. Lo hizo solo, aunque poco después le acompañaría su mujer, Luz. Según recuerda el escritor Coco Meneses, colaborador de Ultima Hora, al principio alquiló un apartamento en la plaza Gomila que le costaba unos 300 dólares. «Su situación económica por aquel entonces no era muy buena, ya que sus derechos de autor estaban prácticamente congelados debido a su comportamiento político. No publicaban sus obras en países como Uruguay, Argentina y Chile», explica Meneses.
Fue entonces cuando recibió una doble alegría. Por una parte en su país natal, Uruguay, se celebra un plebiscito, en plena dictadura militar, para conocer la opinión del pueblo acerca de celebrar elecciones, que salió favorable. Por otra, inicia una buena temporada profesional ya que El País le contrata para que haga una colaboración semanal y en Colombia le compran dos novelas para la televisión. Gracias a estas ofertas profesionales, sus ingresos aumentan, por lo que decide comprarse un apartamento en la zona de la calle Sant Jaume.
Acomodado ya a su vida en Palma, acudía todas las mañanas a desayunar al desaparecido bar Miami, en pleno paseo de es Born, donde coincidía con Coco Meneses. Este último recuerda que lo vio por primera vez en Montevideo en 1950, pero fue ya en la Isla cuando intercambiaron las primeras palabras. Con un buen desayuno charlaban de todo, «sobre todo de fútbol; parece un tema poco literario, pero sí que lo es, ya que Benedetti tiene un bello cuento escrito sobre este deporte», explica Meneses, quien define al escritor como un hombre «muy agradable, que no actúa con vanidad y que no pone distancias. Es muy sencillo». En ocasiones, acudía al bar Miami con su mujer y Meneses señala que sorprendía gratamente lo mucho que conversaban, «se tenían mucha simpatía; mantenían charlas larguísimas como si no se hubieran visto desde hacía años. Estaban muy unidos».
Aconsejado por un médico argentino, Benedetti tuvo que abandonar la Isla por el asma que padecía y se trasladó a Madrid, aunque continuó viniendo de vacaciones al Port de Pollença. «En Mallorca lo pasaba de lo más bien, a Luz le gustaba mucho la playa y yo hablaba alemán con los turistas, escribía, ...», recuerda el uruguayo en la entrevista de El País.
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