Imagen del Saló Internacional del Cómic de Barcelona.

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C.DOMENEC x BARCELONA «Es difícil encontrar unos rasgos comunes en los dibujantes de Balears pero existe una disponibilidad a cambiar de registro y colaborar con los otros, de adaptación y fusión», comentó el autor Pere Joan en la 26 edición del Saló del Còmic de Barcelona, que cerró ayer con Balears como comunidad invitada y 100.000 visitantes.

Pere Joan aclaró que «la condición isleña nos obliga a mantener una dualidad: seguir una trayectoria propia y otra de cooperación». El creador aseguró que «el hecho de estar lejos de los dibujantes de la Península y cerca de los de Mallorca, provoca una proximidad entre nosotros y la creación de un núcleo».

Pere Joan y Max diseñaron junto al editor de Inrevés Sebastià Marí el estand que Balears, a través del Institut d'Estudis Baleàrics, ha situado desde el jueves hasta el domingo en uno los espacios preferentes del Saló. Una exposición titulada Historietes y comisariada por Florentino Flórez y Joan Roig repasó la historia del cómic en Balears.

«Hemos dado una imagen potente en Barcelona», destacó Max, a quien el Saló dedicó todo un estand con dos de sus trabajos, ya que obtuvo el año pasado el Premio Nacional del Cómic, en la primera edición que se otorgaba en esta modalidad. Max no fue el único que aprovechó la edición del año 2007 del festival. Guillem March conoció el pasado año en Barcelona al editor Michael Marts, cuyo contacto cuajó en dos álbumes que el mallorquín publicará sobre el universo de Batman en la editorial norteamericana DC, una de las más importantes del mundo sobre superhéroes.

En la exposición retrospectiva sobre el cómic balear se pudo comprobar cómo la década de los ochenta vivió la eclosión de autores de prestigio en las Islas, como los citados Max y Pere Joan, o Rafel Vaquer y Tomeu Seguí.

«Yo vivo la insularidad como una ventaja porque me ofrece tranquilidad», comentó Seguí, quien presentó en el festival el último número de la revista Esquitx. La publicación es uno de los escasos referentes producidos en catalán, a imagen y semejanza del emblemático Cavall Fort. «La burbuja de los 80 dejó a tres o cuatro autores estratégicos que estaban en Mallorca y se aglutinó un núcleo de afinidad que ha ido generando cosas», apuntó Max. Estos autores estimularon la escena del cómic en Balears para que llegaran después nombres como Àlex Fito, mejor autor revelación del Saló en el año 2000, o Gabi Beltrán, Paco Díaz, Pau, Lihart, entre otros. Fito está a punto de presentar un recopilatorio de Cristóbal Nazareto con material inédito y el próximo año saldrá un álbum de Raspakids clubs y otro proyecto con nuevos personajes.

Otros autores llegaron de lejos, como el colombiano Canizales, que llegó a Mallorca para estudiar en el Máster de Animación de la Universitat balear y se quedó.

La obra de Canizales se ha incluido en el Saló en una exposición con los ganadores de los últimos Art Jove, de la conselleria de Joventut i Igualtat. Artistas como Guillem March, Tomeu Morey y Bartolo Torres personalizan una tercera generación de creadores de las Islas nacidos a finales de los años 70.