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Miró ayer fue uno de los protagonsitas indiscutibles de Sóller. No sólo por su nombramiento como hijo adoptivo, ya que durante la jornada se realizaron varias visitas a la estación del Ferrocarril de la Vall, con el objetivo de homenajear, sin duda, también su obra.

Presidida por el ministro de Cultura, César Antonio Molina, la comitiva visitó la Sala Joan Miró, donde hace unos meses se inauguró la exposición del libro Càntic del sol, de Francisco d'Assís con grabados de Miró; y las series de grabados Archipel Sauvage y Les gens de la mer.

Acompañaron al ministro, además de Joan Punyet, nieto de Miró, el president del Govern, Francesc Antich; el delegado del Gobierno, Ramon Socias; la presidenta del Consell, Francina Armengol; el alcalde de Sóller, Guillem Bernat; la consellera de Cultura, Bàrbara Galmés; el presidente de la Fundació Tren de l'Art, Pere A. Serra, y el presidente del Ferrocarril de Sóller, Óscar Mayol, entre otros.

Durante el recorrido, las autoridades pudieron ver, además, la muestra fotográfica Moments de Miró y las velas mironianas, ambas inauguradas el pasado jueves.