Raquel Garduño, Mª Antonia Fernández, Marta Díaz-Caneja, Lourdes Roca y Victoria Reina integran el equipo de restauración que trabajó bajo la dirección de Antónia Reig, última por la derecha, y el profesor de Historia del Arte Andreu Villalonga. g Fotos: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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MARGALIDA RAMIS
Restaurar la pintura mural decorativa de las paredes de tres capillas de la Basílica del Santuario de Lluc es la tarea que ha llevado a cabo, durante los últimos tres meses, un equipo de cinco personas del Taller Diocesano de Restauración, bajo la dirección de Antònia Reig y con las indicaciones del profesor de Historia del Arte de la Universitat de les Illes Balears Andreu Villalonga.

Se trata de unas capillas cuyo principal problema fueron las humedades provocadas por unas canales obstruidas a causa de las obras que se realizaron, hace unos cuatro años, en el tejado, y que causaron el desgaste en las pinturas. El proyecto ha tenido un coste aproximado de 28.000 euros que han financiado el Consell de Mallorca y el Santuario de Lluc
El trabajo consistió en la fijación de la policromía, la adhesión de los estrados del soporte, el relleno de oquedades, la limpieza y retirada de la capa superficial, el estucado de lagunas, la reintegración pictórica y el barnizado final.

Estas pinturas decorativas de época modernista empezaron a tomar forma a partir de 1908, la misma época en la que Gaudí trabajaba en la Seu de Palma y que, junto con los también arquitectos Joan Rubió y Guillem Reynés, fueron enviados a Lluc por orden del obispo Campins para llevar a cabo la restauración de la basílica con motivo de la celebración del 25 aniversario de la coronación de la Mare de Déu.

Así, se ejecutaron tres proyectos entre los que se incluyó la decoración de la iglesia y que, según el profesor Villalonga, «Gaudí, tanto en la Seu como en Lluc, siguió los mismo pasos, un proceso de intervención artística como mecanismo de conservación del patrimonio». Después de esta intervención de principios de siglo, la Basílica sufrió otra reforma a mediados de los años sesenta para adaptarse a la liturgia del Concilio Vaticano II, lo que obligó a abrir pequeños portales entre las capillas para facilitar el acceso a la Mare de Déu, lo que deterioró la pintura de éstas capillas.

Ricard Janer, actual rector de Fornalutx, fue el encargado de restaurar las pinturas en 1968 y contó con la ayuda de Josep Canals, uno de los autores de las pinturas originales de 1908. Para la actual restauración, se ha contado con las indicaciones de Janer, quien se ha convertido en el hilo conductor a los orígenes de las pinturas, ya que no hay ningún documento de la época.