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El Aljub, antiguo almacén hídrico reconvertido en espacio expositivo del Museu Es Baluard de Palma, ha jugado un papel clave en la última creación de Joan Cortés. El artista inaugura hoy allí Memòria de l'aigua, una instalación creada especialmente para este espacio, que podrá visitarse hasta el 11 de octubre.

Cortés (Pollença, 1964) rememora la función original de este depósito con ocho piezas de gran tamaño que recuerdan la forma de gotas de agua. Elaboradas en poliestireno expandido y esparcidas a lo largo de la sala, cada una pesa unos 150 kilos. A pesar de eso, transmiten la sensación de sensualidad, ligereza y sutileza habitual en las obras del artista. La principal novedad es que, en su adaptación a este lugar, el tamaño de las piezas es mucho mayor a lo habitual. Las onduladas gotas están cubiertas de yeso pulido, con lo que el blanco vuelve a ser protagonista de las creaciones del escultor: «Con cada material descubro un nuevo blanco, y eso me emociona», afirma.

A la «luminosidad y tranquilidad» que trasmite el montaje se une su aire de «modernidad, que contrasta con la antigüedad del Aljub». Cortés remarca también el «movimiento» que permiten los ocho objetos, independientes entre sí, cuya forma «no te condiciona y ofrece nuevas perspectivas según el lugar desde el que las mires».

La directora del centro, Cristina Ros, destacó que Memòria de l'aigua «mantiene el lenguaje del artista, apostando por la repetición de elementos sin ser barroquista, sino esencial».