El poblado talayótico de ses Païsses contó con un taller de manufacturas en el siglo II antes de Cristo, una época con una cultura más evolucionada, un gran desarrollo económico, comercio exterior y especialización de actividades. En ses Païsses habían ido hallando un silo, un horno, un santuario, casas, edificio palaciego y «faltaba un taller».
El taller, según explica el director de la excavación, Javier Aramburu, está situado en un «pequeño espacio, a la entrada del poblado, un lugar de paso, cerca de la gran puerta de acceso» y los arqueólogos lo encontraron «lleno de utensilios manufacturados».
De los restos encontrados se puede deducir que trabajaban el hierro, ya que se hallaron escorias de este material; que molían, pues aparecieron dos molinos grandes para cereales; y que tejían, ya que por allí también salieron pesas de telar. Por la gran cantidad de objetos y de una forja pequeña, Aramburu sospecha que allí «probablemente también reparaban herramientas de metal».
En esa época, apunta el arqueólogo, «debía haber un taller similar en cada poblado y una actividad económica más intensa de lo que pensábamos». Por entonces Mallorca la ocupaban los baleáricos, que habían entablado relaciones con Eivissa y el mundo mediterráneo y estaban viviendo un momento de auge.
Durante el verano, «en una campaña de excavación corta pero provechosa, trabajamos en otra zona del poblado, junto a la muralla, y llegamos al nivel de los que la construyeron en el siglo VI-VII antes de Cristo, lo que supone la confirmación de datos que ya intuíamos». Todo esto, apunta este experto, «está cambiando la visión de la cultura talayótica».
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