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Las actrices de Hollywood, y especialmente las que competían por un Oscar, brillaron con luz propia en la alfombra roja que les conducía a la gala, en la que se observó más glamour que en las últimas ediciones, pero sin muchos excesos. Mientras ellos desfilaron con el tradicional traje negro o esmoquin, y pajaritas, las actrices eligieron trajes largos en colores lisos y la mayoría con escotes palabra de honor con alguna asimetría.
El azul tuvo un papel protagonista sobre la alfombra roja, coincidiendo con la película Avatar, en la cual se muestra un mundo poblado por alienígenas azules. Entre aquellas que vestían azul estuvieron la ganadora del Oscar como mejor actriz de reparto por su papel en Precious, Mo'Nique, y Mariah Carey, que lució un Givenchy azul con un gran escote y abertura en la pierna. Azul y negro sin hombros, de Dries Van Noten, fue el de la nominada Maggie Gyllenhaal, criticado por Lawrence Zarian, de TV Guide, quien dijo que «parecía que vestía para una fiesta hawaiana, no para los Oscar».
La nominada a mejor actriz por Precious, Gabourey Sidibe, llevó un vestido de Marchesa azul con flores plateadas en el cuerpo y dijo que sus primeros Oscar eran como una fiesta de «promoción de Hollywood». De Marchesa fue la nominada por Up in the Air Vera Farmiga, con un vestido rojo con volante plisado que rodeaba su figura y remataba el escote palabra de honor. Como complementos, unos pendientes largos. La ganadora Sandra Bullock también llevaba un vestido dorado de esta firma.