Alex Kapranos, líder de Franz Ferdinand, se ganó al público a base de frases en catalán y, sobre todo, una actuación repleta de himnos contemporáneos. | J. Lladó

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Fin de fiesta multitudinario del Festival Alternatilla en el Palma Arena. El velódromo de la discordia política se convirtió ayer en un hervidero de amantes del rock por obra y gracia de Franz Ferdinand. La banda de Glasgow, a la que acompañaron los locales The Bankers y los norteamericanos Holloys, hizo vibrar a las 5.000 personas que llenaron la pista del recinto.
Veinteañeros, treintañeros y algún cuarentón de espíritu joven recibieron saltando a la banda, cuyo líder, Alex Kapranos, les saludó con un «bona nit». Con la lección bien aprendida, se prodigó en «gràcies» y referencias a Mallorca con las que se puso a todos en el bolsillo desde el primer minuto. A ritmo de Bite hard, el cuarteto escocés comenzó un recital en el que demostró carisma y presencia. Acompañados de iluminación y proyecciones sencillas pero vistosas, aterrizaron con la barbilla alzada y un arsenal de temas con los que neuronas y tobillos se ponen de acuerdo.
Cerrando las gradas y concentrando todo el público en la pista, la organización consiguió crear buen ambiente, aupado por el mejor sonido que se haya escuchado en el Palma Arena. Al contrario que en otras ocasiones, en las que el recinto desvirtuaba el trabajo del artista, ayer la plaza sonó como nunca. En tales condiciones resultaba imposible para los asistentes no gozar con temas como Matinee, Can't stop feeling, Walk away o Do you want to.
La noche en el Palma Arena comenzó con sabor balear. The Bankers, banda formada por mallorquines y menorquines, abrieron el fuego ante más de 1.500 madrugadores. Con su rock clásico independiente -entre sus influencias reconocidas figuran The Libertines y The Hives- aprovecharon al máximo su media hora sobre el escenario. Sonaron canciones de su álbum de debut, Intolerable, y la banda contó con la presencia de Adela Peraita, vocalista de Sterlin, para reeditar la colaboración Wasted time.
Precediendo la entrada del cabeza de cartel, los californianos Holloys acabaron de caldear el ambiente con un directo impactante, del que fluyó con garbo su pop-rock psicodélico, colorido y atmosférico, muy en la línea de Jane's Addiction. No en vano, la banda cuenta con dos baterías, lo que contribuye a que no falte energía a sus conciertos.