Después de trece campañas de excavación en el yacimiento, desde 1975, y la compra de la que hoy es sede del museo arqueológico en los noventa, Son Fornés, en Montuïri, reivindica hoy atención social y quiere imponerse como centro dinamizador y didáctico en el circuito cultural de Mallorca y punto de interés turístico. Para lograrlo, el centro pretende generar «demanda social» a través de actividades, talleres o exposiciones temporales, que ya acoge la recientemente restaurada torre del molino, según Albert Forés, uno de los arqueólogos responsables del museo.
Para lograr su objetivos, Son Fornés necesita contar, además, con la colaboración de «la Administración y la empresa privada», reclama Forés. Hoy el museo está gestionado por la Universitat Autònoma de Barcelona y el Ajuntament de Montuïri. «Son Fornés no es sólo un yacimiento, ni un talaiot con cuatro piedras, sino un espacio público en el que se pueden hacer cosas. Es importante que la gente reconozca y valore que el yacimiento es fruto de una sociedad y una época, que se ha ido transformando y ahora es así», explica.
La celebración del Día de los Museos, los conciertos nocturnos en el yacimiento, el ciclo de cine, las exposiciones temporales son sólo algunas de las actividades con las que se quiere atraer a los ciudadanos del Pla y del resto de la Isla al museo, y también a los turistas. Estas iniciativas pretenden generar un interés por cómo evolucionó este asentamiento plurifásico (tuvo tres fases: talayótico, postalayótico y clásico-romano).
La falta de recursos, sin embargo, frena este proyecto. La recreación virtual que se exhibe en el centro, por ejemplo, es de los noventa y los medios para publicitarse son mínimos. «Tenemos una página web dinámica, pero nos cuesta que otras, como la de los establecimientos de turismo rural, nos recomienden, sin embargo sí lo hacen cuando se trata de un campo de golf».
El museo reconstruye, a partir de los restos encontrados, cómo ha sido la historia del asentamiento «relacionándola también con lo que ocurría paralelamente en otros puntos del mundo». Más de 1.000 años de historia narrados en un espacio reducido y que espera crecer después de la visita del president Antich, quien prometió ayudar en la búsqueda de financiación para la compra de las casas de la finca de Son Fornés. Allí se ubicarían el museo y el centro de investigación y de acogida de arqueólogos. «La finca nos daría la posibilidad de centralizar el trabajo». Hoy, museo y yacimiento, que en octubre asumirá una nueva campaña de restauración, están separados por 2,5 kilómetros.
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