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El crudo descenso del mercurio en Palma, -a la hora del concierto marcaba menos de cinco grados-, unido a los tres largos cuartos de hora que el público estuvo esperando pacientemente su salida al escenario, exigía a Mago de Oz un arranque potente. Y así fue. La formación liderada por el carismático José Andrëa, vestido con sus típicas mallas negras y camisa de chorreras, inició el concierto cerca de la medianoche en el gélido escenario de la Plaça d'Espanya con la fuerza suficiente como para que el público, entre ellos muchos fans, entrara repentinamente en calor y se sumara desde el minuto uno a su fiesta, perdonando el anuncio, suponemos que de unos despistados organizadores, de que ésta se inauguraba a las diez de la noche.

La actuación de la banda se apuntaba anoche a los festejos de las fiestas patronales de Palma, una edición que bajará el telón definitivamente esta misma noche tras la actuación del grupo de punk-pop Pignoise, encuadrada en el mismo emplazamiento.

Antes de su salida al escenario, fue el cuarteto local Degenerated quien descorchó la noche con sus sonidos cabernosos. Luego, parón de casi una hora para cambio de escenario y, de nuevo, el frío incrustándose en el cuerpo.

Mago de Oz se presentó en Palma con el propósito de bucear a fondo en su archivo, rescatando las piezas que más sintonizan con su público a la vez que aprovecharon para presentar las canciones de su último LP, el reciente Gaia: Epílogo (Noviembre, 2010), un acopio desbravado de temas que abundan en un sentido musical más folk que metalero.

Al cierre de esta edición, el concierto de Mago de Oz continuaba y estaba previsto que finalizara cerca de las dos de la madrugada.