De las telas más humildes -la lana, el lino o el paño- a aquellas que vestían a la alta burguesía de finales del XIX -sedas, terciopelos o rasos, con brocados y pasamanería- se encuentran en la sastrería del Teatre Principal de Palma, donde se ultiman los detalles de los más de 300 trajes que conforman el vestuario, diseñado por Maria Miró para el montaje de Carmen , de Bizet, con dirección escénica de Serafí Guiscafré y musical de Marco Zambelli.
Para esta ópera, que se estrenará el miércoles 18, a las 21.00, «se ha elegido un diseño clásico», alejado, por ejemplo, de la modernizada propuesta del Liceu de Barcelona en 2010. «Primero se ha decidido el diseño de la imagen de la obra, y a partir de ahí se ha trasladado al vestuario. Estudiando la ópera y documentándome sobre la época, realicé el proyecto. El resultado, que llegó hace unos diez días desde Italia, es buenísimo», explica Maria Miró, que cuenta con una larga experiencia como diseñadora en cine y teatro, y está trabajando en el taller junto Marta Mimó y Isabel Heili. Codo con codo, dedican una media de diez horas del día a los arreglos y a rematar otras piezas que han recuperado del armario del Teatre Principal. «Son prendas muy estructuradas, que van muy ajustadas y que deben quedar perfectas», explica Miró, quien apunta que cada pieza está pensada para quien la va a vestir, sea un cantante o un bailarín. «Deben poder moverse con comodidad».
Soldados, toreros, cigarreras, burgueses, nobles, bandoleros, curas ... Hasta 97 personajes participan en la obra, además de los pequeños del coro, y cada uno de ellos «tiene al menos tres cambios de vestuario». En el caso de Carmen, que interpretará la soprano Anna Malavasi, lucirá prendas diferentes en cada acto. «En las montañas, cuando está con los bandoleros, hemos decidido ponerle pantalón. Es una forma de reivindicar un poco el papel de la mujer fuerte y con carácter», detalla Miró, quien explica que los diseños «reflejan la Sevilla de contrastes». Además de los trajes, no falta ningún detalle para la caracterización de los personajes: pañuelos, peinetas, gorros, flores de pelo, estrechísimos corsés, capas, ... «La gente va a disfrutar, éste es un 'operón' y el elenco está muy bien elegido», añade la diseñadora, quien asegura que hasta el día del estreno todo son nervios. Mientras dan el visto bueno a parte del vestuario y ajustan las últimas prendas, esperan el día del ensayo general para trasladar el 'campamento' a los camerinos, vestir al reparto y ver las creaciones sobre el escenario del Principal. Será entonces cuando esté todo listo para que la ópera que Bizet estrenó con cierto fracaso en París en 1875 firme un nuevo éxito en Palma.
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