Robert Ferrer i Martorell, en el casal Can Prunera de Sóller.

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Rastres de llum , un recorrido por la luz que atraviesa el museo Can Prunera de Sóller (Lluna, 86), un tramo en el que la «realidad y la ficción se confunden», es la propuesta de Robert Ferrer i Martorell (Valencia, 1978) que ocupará, desde hoy, a las 19.30 horas, la sala de exposiciones temporales del casal modernista. A través de 'partículas' de luz, el escultor permite transformar este efecto «en algo físico y matérico».

Precisamente, el hilo conductor de toda la exposición es esta luz -materializada en 500 piezas colgadas desde la claraboya del edificio, a modo de partículas-, una instalación «que va cambiando de forma y variando dependiendo de la iluminación», explica Ferrer, quien adelanta que uno de los aspectos más llamativos de la muestra es la sala oscura, «invadida por el color negro», donde proyectará un rayo de luz «que irá encendiéndose y apagándose, lo que da lugar a diferentes expresiones y sensaciones».

En Rastres de llum «no hay color», sólo blanco, «exceso de luz», y negro, «ausencia total de iluminación», subraya Ferrer. Esta dualidad cromática se traslada, sobre todo, a las cinco piezas realizadas con materiales como el metacrilato, papel de pluma o cartón. Además, el artista ha creado cuatro maquetas «surrealistas» de «cómo podría ser el edificio de Can Prunera, otras maneras de intepretar su distrubición y el recorrido de entrada y salida de la luz».

Lo más complicado para Ferrer ha sido «intervenir un espacio protegido como Can Prunera». Las piezas que conforman la exposición «necesitan mucha atención. Yo puedo trabajar sobre cajas de metacrilato todo un día pero, a nivel de concentración, caducan. No puedo estar 12 horas colocando piezas, me saturo y pierdo la imagen global del trabajo».

El resultado se podrá visitar desde esta noche hasta mediados de julio.