El mural de cerámica ubicado en el Parc de la Mar, que Miró dedicó a David Fernández Miró, uno de sus nietos, ilustra la portada del suplemento, cuyo título es Majorca's Miró (La Mallorca de Miró).
El reportaje, que ocupa dos páginas a todo color con varias ilustraciones, arranca explicando cómo Miró se instaló en la Isla en los años 50, cómo ubicó su estudio -obra del arquitecto Josep Lluís Sert- en Cala Major, entre Son Abrines y Son Boter, lo que hoy en día conforma el denominado Territori Miró, que incluye la fundación que lleva su nombre y el de su esposa Pilar Juncosa. Según Wildman, allí fue donde Miró dio forma a algunas de las obras más importantes de su carrera, como el tríptico Bleu I, II, III (1961).
El mercado de Santa Catalina es uno de los enclaves protagonistas del reportaje, lugar donde Pilar Juncosa solía comprar y donde el artista disfrutaba comiendo en el Bar Joan Frau, instalado dentro del mismo mercado y que hoy en día se sigue abarrotando a diario. Un lugar como los que a Miró le gustaban, «pequeño, con encanto y donde se sirve buena comida». También recuerda cómo el pintor saboreaba ensaimadas en Can Joan de s'Aigo, o cómo le gustaba pasear por la calle Minyones, donde era conocido como «el marido de Pilar».
La Sala Miró del Museu Es Baluard de Palma, integrada por piezas de la Col·lecció Serra, fue una parada «obligada» para Wildman. Allí pudo contemplar obras de la trayectoria del artista y llegar a la conclusión de que «las murallas que rodean al museo inspiraron su producción».
Su recorrido no se reduce a Palma, ya que Wildman también visitó Sóller y el Port de Sóller, donde recuerda que un joven Miró pasaba muchos veranos junto a su abuela. También reseña el «maravilloso» espacio dedicado a Miró en la estación del tren de Sóller, en el que también se exhiben obras de su «amigo» Picasso.
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