En el inventario de nuevas inscripciones encontradas en el campanario de la Catedral abundan los nombres de personas, fechas y oficios.

TW
20

Una «nueva revisión» de los muros del campanario de la Catedral ha descubierto un elevado número de «grafitos históricos», el doble de los que se conocían hasta ahora. Lo asegura la historiadora, arqueóloga y académica Elvira González, autora del hallazgo y también la experta que, ya en los años ochenta, hizo el primer inventario de este tipo de inscripciones, pintadas e incisas, que pueblan las paredes de este rincón del templo. Entonces publicó un centenar.

González señala que se trata de «testimonios de cientos de personas» que, en los siglos pasados, «trabajaron o se refugiaron en sagrado huyendo de penas de muerte o de duros encarcelamientos». De todas formas, al contrario que lo que sucede con los ‘dibujados' en otras iglesias de Palma, en los de la Catedral «no se expresa esta situación de encierro y sí se pueden leer referencias a oficios: passamaner; campaner, la que más abunda; posader; forner, musich de corneta, soldado. «También hay dibujos de campanas y de alguna persona tañéndolas, pero no tenemos ningún grafito que demuestre sufrimiento; en su mayoría son nombres, apellidos y fechas».

«Las personas que dejaron estos testimonios», entre los que abundan los datados en los siglos XVI y XVII, «buscaban en el campanario un refugio o un rincón de esparcimiento», añade la experta, quien recuerda que «hay constancia» de que en las terrazas de la Seu, justo al lado del campanario, «había cobertizos en los que vivía gente». Estos dos lugares se comunican por una pasarela transitable. «El siglo XVI fue una época convulsa, con revueltas y epidemias» y se daba la costumbre de que quien se refugiaba en lugares sagrados podía eludir una condena. Ejemplo de ello son grafitos como los descubiertos en el campanario de la iglesia de Sant Miquel, que dice : «...Io pastiche desdice...» («...Yo padezco desdicha...»), o en las bóvedas de Sant Francesc: «...cincho estoy por causa de un soplón...». También en las cuevas del Castell de Bellver se puede leer: «...Con voluntad de sufrir...».

Entre este centenar de grafitos del campanario de la Seu, donde actualmente se llevan a cabo obras de rehabilitación, Elvira González destaca que «gracias a la claridad conseguida cuando se han despejado los vanos de los ventanales, provistos antiguamente de portones, hemos documentado inscripciones que podíamos denominar epistolares, pintadas en negro».

Intemperie

Estas inscripciones, algunas de más de diez líneas, están situadas en la parte exterior de los ventanales. «Al permanecer a la intemperie, desgraciadamente se han ido borrando, sin embargo podríamos llegar a transcribirlas con fotografías de infrarrojos», dice la experta. Por eso añade que quiere «plantear al Cabildo un trabajo de examen más minucioso de estas colosales inscripciones para que se puedan transcribir y llegar a leerse».

La elaboración de este «estudio arqueológico» o inventario, que cuenta con el permiso de Patrimoni Històric del Consell, fue encargado a esta especialista para que, durante la rehabilitación del campanario, los grafitos no resulten dañados y para señalar sus límites a los restauradores en el caso de que tuvieran que actuar sobre ellos.