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Si la Orquestra Simfònica quiere seguir navegando encontrará un significativo número de 'marineros' dispuestos a apoyarla y evitar que se hunda, aunque desde las instituciones le transmiten que «no tiene viabilidad» ni «programación para la temporada siguiente». Los músicos aún no han cobrado la nómina de junio y su última acción, tras el éxito de convocatoria del concierto del pasado sábado en es Born de Palma ante más de 4.000 personas, ha sido la petición de dimisión del gerente de la Simfònica, Marcelino Minaya.

Directores, administradores y otros profesionales allegados manifestaron a este periódico su reacción ante la situación de la formación. Entre ellos, Abili Fort, ex gerente de la formación entre 2002 y 2004: «Me han comentado que Minaya fue puesto por los políticos. Han de designar a una persona competente y no una que esté a su servicio. Siento una gran pena, parece que quieren ahogarla, las Islas no pueden dejarla perder».

Joan Company, director de la Coral Universitat de les Illes Balears, considera que la formación «es imprescindible para esta tierra. Falta voluntad y decisión política, pero que tenga criterio para hacer una orquesta como toca. Es inconcebible que se plantee su desaparición, y sería un fracaso a nivel educativo. Si queremos ser África, perfecto».

No se lo merecen

Sobre las adversidades de la Simfònica, quien las vivió en primera persona fue Salvador Brotons, ex director de la formación, quien opinó que, «aunque no estoy al día de la situación, lo que me ha llegado es triste y preocupante». Brotons recordó que «hace un tiempo todo eran elogios» y, «pase lo que pase, no tendría que desaparecer la Orquestra, porque sería una mala noticia, no sólo para Balears, sino para todo el país. Ha tenido una proyección internacional muy buena, y la situación que viven los músicos no se la merecen, hacen un trabajo increíble con muchas actuaciones. Creo que la Simfònica no desaparecerá, pero intuyo y lamento que se harán más reducciones».

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Por otra parte, el director artístico del Teatre Principal, José María Moreno, recordó la trayectoria de la Simfònica y su vínculo con el teatro: «La orquesta participa desde hace veinticinco temporadas con el Principal, siempre ha sido muy importante en su historia lírica y debe continuar siéndolo». Además, incide en que «durante todos estos años ha sido fundamental», pero Moreno opta por no valorar la situación, «creo que no es el momento».

Políticos culpables

Otro viejo conocido de la formación es Edmon Colomer, quien dirigió la Simfònica de 2002 a 2005. «Fue una etapa de crecimiento, aporté lo que creía que era necesario para la orquesta y la sociedad mallorquina, pero no creo haber recibido el apoyo de una parte de los estamentos políticos y administrativos. Hubo una serie de proyectos que me costaron mucho llevarlos a cabo», reconoció Colomer. Sobre lo que está ocurriendo con la formación, el ex titular señala a los políticos como principales culpables. «La miopía es total, habría que denunciar con contundencia la gestión cultural de las Islas. De esta manera dejan claro que sus prioridades están difuminadas. Esta situación se puede resumir en una palabra: lamentable».

Josef Egger, presidente de la Asociación Austríaca de Amigos de Mallorca y acérrimo seguidor de la Simfònica, es partidario de una reestructuración de la misma. «No está bien organizada», apunta. El dedo de Egger también señala a los políticos ya que, a su parecer, «no dan la importancia que merece la orquesta, que al fin y al cabo es una joya para esta Isla, es absolutamente necesaria». Entre sus recomendaciones, Egger destaca que la formación «necesita más conciertos, con unos precios reales que oscilasen entre los 30 y 50 euros, y no de 15 o 20, para que no generen pérdidas, porque no hay suficiente actividad y los políticos deben ayudarla». Otro de los puntos débiles es la carencia de «una campaña para captar abonados», como hace el Real Mallorca, por ejemplo.

En definitiva, todas estas declaraciones apuntan a una mala gestión que todavía no ha encontrado un rumbo positivo para la SImfònica.