Más de 500 personas llenaron ayer la sala mayor del tanatorio de las Corts de Barcelona para despedir al fotógrafo Toni Catany (Llucmajor, 1942 - Barcelona, 2013) , fallecido el lunes a causa de un infarto. Entre los amigos que acudieron al sepelio se encontraban numerosos fotógrafos, como Colita, realizadores como el cineasta Agustí Villaronga, la cantante Maria del Mar Bonet, los hijos y la viuda del novelista Baltasar Porcel o los escritores Miquel Bezares y Arnau Pons, entre otros.
Llucmajor celebrará mañana a las 20.30 horas un funeral para recordar a Catany, en cuyo cementerio se llevará a cabo un último acto solemne el sábado a las diez de la mañana. No se desplazó ninguna autoridad desde Balears.
La ceremonia de Barcelona comenzó con las palabras de Toni Garau, que destacó el «deseo de Toni de poner en marcha la Fundación con su legado, algo que empezamos a hablar hace ocho años y que los amigos intentaremos que se logre», y añadió que «el lunes encontramos en su casa una maleta, porque pensaba viajar a Mallorca, con papeles sobre sus planes».
La estudiante Betma Janer habló de la obra del fotógrafo y el escritor Arnau Pons recitó dos poemas de Rilke y Kavafis. El acto fúnebre se cerró con la interpretación de dos canciones, una de ellas a partir de un texto de Blai Bonet, por parte de Maria del Mar Bonet, quien comentó que «son tantos años de amistad con Toni que será difícil entender la vida sin él».
En relación a si el legado del fotógrafo terminará en Mallorca, Àlex Susanna, director del Institut Ramon Llull, comentó que «los primeros que deben mover ficha son las instituciones baleares porque el deseo de Toni era que su fundación estuviera en Llucmajor», y añadió que «si no responden, entonces me gustaría que lo hicieran las instituciones catalanas».
Susanna, acompañado del conseller de Cultura catalán, Ferran Mascarell, aseguró que «irónicamente, la muerte ayudará a desencallar la cuestión de la fundación y será, al final, una triste victoria post-mortem». Susanna dijo que «se pierde un referente, era un clásico de la modernidad, un maestro de la fotografía, un humanista y una bellísima persona». Y concluyó: «Espero que todas las instituciones, unas y otras, estemos a la altura de la circunstancias y gestionemos correctamente su legado».
La galerista francesa Chantal Grande afirmó que «Catany era una persona muy culta, sensible y muy generosa». Grande fue la comisaria de la muestra del Festival de Arles, (Francia) que abrió las puertas a Catany al reconocimiento internacional.
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Descanse en paz. Por favor no jueguen con su cadaver como lo hicieron con el de Miró. Que descanse en paz en Barcelona, seguro que es lo que quería