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De palmas y cacería (2013) es un inspirado tratado de kraut andalusí y psicodelia luminosa, de métrica rígida y con aromas germánicos y jamaicanos a partes iguales. El cuarteto hispalense Pony Bravo defenderá esta noche las canciones de su tercer álbum en la sala Es Gremi, a partir de las 22.30 horas.

Humor y crítica van de la mano en la obra de estos cuatro muchachos desgarbados y autodidactas, tanto da si abordan temas políticos (Cheney) o cotidianos (Mi DNI), su ironía siempre se mantiene afilada, rayando en ocasiones lo hilarante (Turista ven a Sevilla). «Hay artistas que enfocan las letras como si se tratara de su diario personal, pero no es nuestro caso.

Creo que es interesante ponerse en la piel de otros, ya sea un político o un ricachón», asegura Daniel Alonso, vocalista de la banda. Por eso resulta tan difícil rastrear en su obra contenidos de índole autobiográfica, también en eso se distancian del grueso del rock español, así como en el modo de desarrollar sus canciones, ajenas a la estructura ‘estrofa-estribillo-estrofa'. «Hay muchas formas de escribir, en realidad depende de lo que quieras contar». Formados sobre un lecho «desbordado de influencias», que presiden el rock andaluz de los setenta y alguna que otra banda nacional de alcance como Radio Futura o Derribos Arias, los sevillanos culminan su atrezzo musical incorporando el tropicalismo pop de Talking Heads, la polirritmia salvaje de Fela Kuti o la new wave aséptica de Devo. «Intentamos que haya variedad, llevamos diez años y en este tiempo hemos descubierto nuevos géneros y grupos que antes desconocíamos. También influye relacionarse con otros músicos, tener curiosidad por descubrir y entender otras cosas», concluye Alonso.