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El ritmo de trabajo es más lento en Almallutx. El potente tesoro arqueológico espera paciente y adormecido, aunque con el tiempo en contra, mostrarse y convertirse en un valor más a tener en cuenta en la Serra de Tramuntana, nuestro Patrimonio de la Humanidad. En casi tres años de excavaciones se ha manifestado como un yacimiento «espectacular» por su discurso, por su dimensión y por estado de conservación, pero no cuenta con un respaldo económico que lo sostenga. El Consell, Maria Salom, se comprometió a buscar financiación pública o privada para este hallazgo que ha despertado interés en la comunidad científica y universitaria, y en otros tantos ciudadanos anónimos que han aportado su grano de arena a través de una campaña de micromecenazgo.

Los primeros trabajos en el asentamiento islámico han tenido repercusión hasta en Japón. La cadena NHK viajó en 2012 a Mallorca para rodar un documental sobre el singular yacimiento. «Es que no es un yacimiento normal, es uno de los yacimientos más peculiares que podemos encontrar y es importantísimo a nivel español por su significación histórica y por los restos hallados», apunta el arqueólogo Jaume Seyà. Almallutx se concentra bajo las aguas del Gorg Blau y se expande por la Serra. El asentamiento fue incendiado durante la Conquesta. ¿Y qué ocurrió con esa población? Aún hay mucho por descubrir, hasta la fecha no se ha excavado ni un 1 %. «Es espectacular, porque todos los objetos que hay dentro de las habitaciones que hemos encontrando están intactos y eso puede darnos una información de primer orden para conocer para qué se usaban y qué contenían. Es una oportunidad única ya que hallazgos como éste no pasan cada día», explica Deyà. En este tiempo, los resultados han sido más que óptimos. «Además de la reafirmación arqueológica, los restos dan información, entre otras cosas, de cómo las diferentes culturas que han poblado la Serra han ido modificando el territorio», cuenta mientras lamenta haber tenido que ralentizar el ritmo de la investigación. «No podemos dedicarnos exclusiva y altruistamente a ello. Pero no lo dejaremos». El presupuesto que necesitan es de «unos 40.000 euros anuales, lo que permitiría tener un equipo de cinco arqueólogos dedicados a ello». Así se podrían adelantar a la destrucción que «poco a poco va haciendo el embalse» y en un plazo de cinco años se podría plantear la apertura de un centro de interpretación basado en historia de la explotación del hombre sobre la Serra.

Además haber recibido el reconocimiento de ARCA por su trabajo de conservación del patrimonio, los arqueólogos Jaume Deyà y Pablo Galera tienen previsto viajar a Barcelona para hacer difusión de la investigación en un congreso invitados por la Universitat Autònoma (UAB), que ha mostrado interés por este proyecto.