«Hablaré de México, de América Latina y de la gente a la que nadie les hace caso, de las personas que no tienen voz, no tienen automóviles, acaso un burro», ha dicho hoy Poniatowska que acaba de llegar de México para asistir a los numerosos actos que le han organizado con motivo de la entrega del Premio Cervantes.
La escritora ha acudido hoy a la Biblioteca Nacional, a un encuentro con periodistas, vestida con un traje rosa mexicano y acompañada por varios de sus hijos y por siete de sus once nietos, y, consecuente con su trayectoria de periodista comprometida, ha afirmado que el periodismo, al menos en América Latina, «es un periodismo de indignación y de denuncia».
«El periodismo es muy útil porque es una gran lección de modestia y humildad, al menos en México, donde los periodistas viven situaciones duras y terribles. Es el país más peligroso del mundo para los periodistas», sobre todo en los estados que hacen frontera con Estados Unidos, muy afectados por el narcotráfico y la droga, decía Poniatowska.
En este mismo sentido, la escritora señalaba que el periodismo en América Latina «es muy distinto. La realidad entra en tu casa, te ahorca. Es muy difícil que escribas solitariamente en tu casa cuando afuera suceden cosas que te jalan. Se hace un periodismo de adentro hacia afuera. Creo que el compromiso del periodista es con las causas nobles, no puede ser un amanuense de un empresario».
En este encuentro con la prensa, la autora de «La noche de Tlatelolco» ha tenido muy presente a Gabriel García Márquez y a José Emilio Pacheco, «un amigo extraordinario, un visionario». A ambos los mencionará en su discurso.
«Lo que hizo Gabo por América Latina fue único, la echó a volar, así como Remedios la bella se iba volando por la ventana. Le dio alas a América Latina». «Es un autor que cuando el lector cierra un libro suyo, sabe que siempre lo va a amar».
Poniatowska ha estado acompañada por el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, quien dijo que la escritora «ha elevado el periodismo a la categoría de las Bellas Artes» y ha subrayado su «militancia ética».
En su presencia, y ante la pregunta de si sería conveniente que la cultura estuviera exenta de IVA, la escritora mexicana ha reivindicado que la cultura debe estar al alcance de todos, en especial de los más desfavorecidos.
En esta misma línea, Poniatowska, que ha mencionado varias veces a Andrés Manuel López Obrador, cuya candidatura apoyó activamente, ha señalado que este político de la oposición «estaría totalmente dispuesto a inclinar la balanza hacia la cultura y hacia el abaratamiento de los libros».
En declaraciones a Efe, Poniatowska ha comentado que el traje que se pondrá mañana lo utilizó también en otras tres ocasiones, entre ellas cuando recibió el Premio Rómulo Gallegos y en otro que le dieron en Estados Unidos por su «valentía».
Sin embargo, ella no se considera una mujer valiente, sino más bien «tímida, bastante echada para atrás». «Reclamo las cosas, pero no de forma tajante o violenta; soy suave», ha afirmado.
La autora de «La piel del cielo», que, al igual que García Márquez, ha unido siempre el periodismo y la literatura en su vida, cree que esa fusión, que «hacía grande al periodismo, se va a ir desvaneciendo», porque los medios tradicionales están desapareciendo».
«Mucha gente utiliza ya la tablet, el ipad, que requieren una mayor síntesis, y todo esto va unido a «lo que se dice hoy que es la muerte de los libros».
Una muerte en la que ella no cree, aunque comprende que quizá esté «fuera de onda».
Elena Poniatowska es la cuarta mujer que recibe el Cervantes, el máximo galardón de las letras hispanas, y será la primera de ellas que subirá al púlpito del paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), donde tendrá lugar la solemne ceremonia presidida por los Reyes.
«Soy la primera mujer que se subirá al púlpito; procuraré no caerme. Ana María Matute leyó su discurso en silla de ruedas, María Zambrano no pudo acudir a la ceremonia y la cubana Dulce María Loynaz delegó la lectura en otra persona», decía Poniatowska.
Este premio supone para la escritora «un honor inmerecido y sorpresivo» porque hay muchas mujeres en su país que se lo merecían, entre ellas Rosario Castellanos, María Luisa Puga o Elena Garro, ya fallecida,.
En su encuentro con la prensa, Poniatowska recordó también a Emmanuel Carballo, fallecido ayer en la capital mexicana. «Ha muerto a los pocos días de Gabo. Era una figura extraordinaria para toda América Latina y para toda la gente de habla hispana; un crítico literario muy reconocido. Lo que más ayuda a una buena literatura es una buena crítica».
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