Algunos de los trabajadores de campo en el yacimiento, ayer en la Cova del Camp del Bisbe de Sencelles.

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La segunda campaña de excavaciones en la Cova del Camp del Bisbe, en Sencelles, y la primera de un convenio de cinco años, ha dado como resultado «interesantes» hallazgos. Uno de ellos, que se trata de la «primera cueva funeraria naviforme [del segundo milenio antes de Cristo] que se ha excavado en Mallorca», y, más relevante si cabe, que allí se ha encontrado la colección de ‘botones' óseos más importante de la Isla, realizados con huesos de animales y de marfil de elefante, lo que lleva a pensar que los habitantes de esta zona mantenían contacto con navegantes que visitaban el Archipiélago.

Todo comenzó cuando el año pasado, el Ajuntament de Sencelles confeccionó una ruta arqueológica entre este municipio y Costitx y que arranca, precisamente, en la Cova del Camp del Bisbe y continúa por otros yacimientos como el Talaiot de Son Fred, el Santuari de Son Corró, el Talaiot de Binifat y Ses Talaies de Can Xim. Fue en una primera cata en la cueva cuando las arqueólogas Beatriz Palomar y Lua Valenzuela, directoras actuales de la campaña, se percataron de que allí podrían trabajar y dar con hallazgos que ofrecieran «más datos sobre lo que fue este lugar». Así, y tras dos años de excavaciones con un equipo de diez voluntarios, los resultados son «muy positivos».

Naviforme

Toda esta labor pone ahora en relieve que «la Cova se empezó a usar durante la etapa naviforme, en la segunda mitad del segundo milenio antes de Cristo, como cueva funeraria», explica Beatriz Palomar, «en ese momento de la prehistoria no enterraban a los muertos, sino que los colocaban sobre el suelo, así era su ritual, los envolvían en sudarios con una especie de botones en forma de uve». De estos, un total de 64, algunos están realizados con marfil de elefante, lo que demuestra que había contacto con «navegantes del Mediterráneo que realizaban intercambios aquí», añade la arqueóloga, quien subraya que «en ese momento, hemos notado que no había diferencias sociales, ya que en las cuevas hay restos óseos y de órganos de mujeres y hombres de todas las edades, sobre todo de unos veinte años, y eran familiares, quizás cada familia tenía su cueva».

Ya en la época talayótica, en el primer milenio a.C., la cueva pasó a adoptar un carácter agrícola, «un gran alamecen de grano». De hecho, se han encontrado varios tipos de semillas, «centenares», que en la actualidad se están estudiando. Tanto los restos óseos como agrícolas se deberán regir al carbono 14 para calcular «la datación exacta». El equipo de excavaciones también ha dado con diferentes cerámicas con ofrendas funerarias, entre otras, «romanas e islámicas». «Aquí ha habido actividad hasta hace muy poco tiempo, cerca de 40 años», agrega.

Acuerdo

La campaña cuenta con 11.000 euros que aporta el Consell y 7.000 de la regiduría de Patrimoni del Ajuntament de Sencelles, que cerró un acuerdo con la Fundació Mossèn Bartomeu Oliver, propietaria de la finca donde se ubica la cueva, para realizar la ruta y estas labores de excavación. «La mayoría de suposiciones son teorías, aún tenemos que investigar más para certificarlas», concluyen las arqueólogas.