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«Precariedad», «recortes de personal y salariales», «endeudamiento histórico», «autoexplotación», «destrucción de parte del tejido», «caída de la producción»,... El sector de la cultura local agota 2014 acusando su empobrecimiento generalizado, marcado por un IVA enquistado en el 21%; la frustrada Ley de Mecenazgo y la caída del consumo. «Remontar es casi una ilusión», aún cuando empieza el goteo de promesas de cara a las elecciones.

Los teatros privados, como el Teatre Sans, reconocen que la ayuda pública ha descendido hasta un 40 por ciento y frenar la pérdida de espectadores «se ha tratado de mantener o bajar los precios, asumiendo nosotros el IVA. Así el margen de beneficios es cada vez más reducido», comparte Pere Mestre, su director. Las salas se han visto obligadas a prescindir de personal y a invertir cada vez menos en los espectáculos. «La gestión de la crisis se ha cebado con la cultura» y las consecuencias afectan de lleno «a la capacidad de creación». Del mismo modo, las compañías de teatro operan en condiciones «semiprofesionales», en muchos casos rozando la «autoexplotación», cuenta el dramaturgo y actor Josep Ramon Cerdà.

Menos empresas también en el sector editorial. Lleonard Muntaner lamenta que en los últimos años han cerrado diez compañeros. «Sólo quedamos tres, las ventas han caído un 50% y es casi imposible llegar a final de año sin cierto déficit».

La situación del sector audiovisual no es menos agónica. En poco más de un año han cerrado quince empresas productoras. «La falta de ayudas» les lleva a cruzar el charco, a trabajar en otros países y a hacer «trabajos industriales».