Este miércoles, en Palma, presentaron Quién es Patricia Luna (Editorial Stella Maris), una novela escrita a cuatro manos que ofrece una sátira sobre este tipo de historias y que reflexiona sobre qué significa hoy ser mujer.
El personaje inventado por las autoras «es una mujer bastante real, muy cercana y con la que puede sentirse identificada cualquier mujer de hoy en día». A los cuarenta y pico años, separada, con dos hijos y una vida caótica se le presenta una oferta laboral. «Es la oportunidad de su vida. Ilustrar el próximo best seller erótico de la autora de Cincuenta noches sin dormir», adelantan. Para evitar filtraciones, se verá obligada a estar encerrada trabajando durante cinco semanas en una nave industrial. «Un tiempo para tomarse unas vacaciones de sí misma y trabajar, pero terminará transformando su vida», cuentan.
La historia de Patricia Luna permite a las autoras hacer una crítica a novelas como la de E.L. James, que «nos dejó perplejas» porque lanza «un mensaje terrible de sometimiento y de dominación que va más allá de la cama. Que nadie se planteara eso nos pareció tremendo, un espanto». Les indigna que se venda, además, como «porno para mamás».
Al margen de esto, Isabel García-Zarza y Silvia Oviaño han escrito una novela divertida que enfrenta al lector a «los condicionantes de ser mujer hoy en día».
5 comentarios
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Nunca he entendido que sacar dos tetas en un anuncio sea sexista (y se monta un pollo de la de Dios) y que, en cambio, las 50 sombras sean lo más de lo más. Aquí hay algo que falla.
Yo no me siento muy culpable por este tema. No fuí a ver la película y me dijeron además que la inmensa mayoría de los espectadores eran mujeres. Cosas curiosas que tiene la vida...
No tenía previsto ni leer el libro ni ver la película Pero gracias compañeras envidiosas. Ahora seré otro retrogrado y muchas cosas mas. pero ahora, a ustedes ni agua. Escribid algo, aunque sea gotas Kaen. Pero criticar un exito, es criticar vuestra nula aportación a la literatura. ahora si la leere.
Típico comentario envidioso de escritoras a las que no leen ni sus primos.
Así nos sentimos muchos con Armengol y su colla de catalanistas.