Toni Albà en el exterior del Teatre del Mar. | Jennifer Munar

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Los cómicos Toni Albà, Fermí Fernandes y Gerard Domènech han creado el espectáculo 'Brots' con una sola intención: hablar sobre el humor prohibido. Lo hacen a partir de situaciones que le resultarán comunes a los espectadores, como la sensación de no poder aguantar la risa en un lugar en el que no resulta apropiada. Brots se representará desde este jueves, y hasta el domingo 11, en el Teatre del Mar de Palma.

—¿Cómo surgió la idea de un espectáculo como Brots?
—Nos hicieron un encargo improvisado para unas fiestas, y sin previo aviso nos vimos haciendo la estructura de lo que después sería Brots. Al salir al escenario, la gente no entendía muy bien lo que estaba pasando al ver esta extraña mezcla entre una liturgia muy seria, casi trágica, y el absurdo del tono humorístico.

—¿Hay límites en el humor de Toni Albà?
—Nunca me pongo límites. Intento hacer reír de muchas formas diferentes, porque ya se sabe que el humor es muy subjetivo. Hay gente que adora Aterriza cómo puedas y gente que la odia. A algunos les gusta José Mota y otros no lo soportan. Siempre digo que hacer reír es muy difícil. De hecho, lo primero que hacemos al nacer es llorar, no conozco a nadie que haya llegado al mundo diciendo: ‘Hostia, ¡qué cachondeo!'. Para que nos apetezca reír tenemos que estar comidos, dormidos, limpios, cagados, meados, calientes... Volviendo a la pregunta, no me pongo límites. Creo que tenemos que poder reírnos de todo. Si no es así, acabas creando tabúes, y con ellos la sociedad enferma. Me gustaría hacerles cosquillas a todos los del Estado Islámicos. ¡Vamos a reír un poco, que no pasa nada! Total, al final acabaremos muriendo todos.

—Sus últimos espectáculos habían sido individuales. ¿Cómo ha sido volver a compartir escenario con más actores?
—Somos una compañía que no acepta subvenciones, así que siempre tenemos muchos espectáculos en marcha con la intención de financiarnos. Es cierto que los últimos que he traído aquí han sido individuales, Bufonant y Audiència i-Real, pero tenemos de todo. Tengo constantemente cinco obras en la cabeza, y ¡además en castellano y catalán! Es lo bonito de tener dos lenguas, poder usarlas.

—¿Cómo vivió las elecciones del pasado 27 de septiembre?
—Con mucha ilusión y esperanza, sobre todo tras este resultado, aunque haya quien opine lo contrario, de mayoría absoluta soberanista. El proceso continúa con más fuerza que nunca y ya se está trabajando para sacar adelante una situación nueva. Esto no tiene que tergiversarse, simplemente queremos administrarnos nosotros mismos. Muy curiosamente, muchos familiares o amigos españoles también han votado a favor de la independencia. Creo que es absurdo que digan que los catalanes tenemos todo ese odio hacia los españoles.