«Participo en Anhelos y tormentos, con música de Granados y coreografía de Dimo Kirilov», explicó la artista, que comparte escena con otros siete bailarines y la pianista Rosa Torres-Pardo.
La palmesana declaró que «cada uno de los ocho bailarines interpreta una emoción, yo bailo al placer y las ganas de vivir, mi parte es un solo y el final de la pieza, es un momento de libertad».
Aguiló confesó que «la sensación al bailar en el Liceu es de total inmensidad y oscuridad, el público no se ve, tienes una sensación de vacío», y aseguró que «impone, pero no me bloquea, es una sensación de paz y grandiosidad que no me empequeñece, lo contrario, es difícil llegar al último piso y hay que sacar una pasión de dentro para agigantar tu movimiento e intención».
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