La exposición ‘Toni Catany. D’anar i tornar’ es un recorrido por el trabajo del premiado fotógrafo que se completa con objetos personales.

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De Mallorca a Barcelona; del Mediterráneo al Caribe, Egipto o la India; del pasado al presente, unos viajes «de ida y vuelta» con los que el fotógrafo Toni Catany (Llucmajor, 1942 - Barcelona, 2013) saciaba su sed por conocer el mundo más allá de «su Mediterráneo» y que dieron como fruto incontables escenas que inmortalizó con su objetivo.

Ahora, esos peregrinajes del Premio Nacional de Fotografía sirven de germen para una exposición que invita a conocer su «universo» y descubrir «a un Catany reconocible, pero al mismo tiempo diferente, que genere más preguntas que respuestas», avanza el director de la Fundació del artista, Antoni Garau, que es el comisario, junto a Alain D’Hooghe, de Toni Catany. D’anar i tornar. Se inaugura este miércoles 12, a las 19.00 horas, en el Casal Solleric (Palma), tras su exitoso paso por Barcelona y Madrid.

En Toni Catany. D’anar i tornar, el espectador podrá ser testigo de esos periplos del fotógrafo a partir de más de 140 instantáneas, captadas entre 1967 y 2013 y centradas en sus ejes temáticos más importantes –desnudos, naturalezas muertas, retratos o altares profanos–, y de los objetos personales que el artista coleccionaba y utilizada en su estudio, como cartas, anotaciones o libros que él mismo editó. También de las técnicas que utilizó: desde el primitivo calotipo –creado por William Fox Talbot en 1839– hasta la fotografía digital. Aún así, y a pesar del «carácter global» de este proyecto, no se trata de una exposición retrospectiva o antológica, más bien es «algo más trasversal, un ‘batiburrillo’ que representa lo que él era para ofrecer nuevas lecturas de su trabajo», detalla Garau.