Un retrato de Eaktay Ahn, de la artista Cris Pink, presidió por una noche el hall del Auditòrium y muchos curiosos se inmortalizaron junto a la imagen del homenajeado, entre ellos, la presidenta del Govern, Francina Armengol; el alcalde Palma, José Hila, y la consellera de Cultura, Fanny Tur, quienes posaron con la hija de Ahn, Leonor.
La gala arrancó con un discurso del presidente del Rotary Club Palma Ramon Llull, Jaime Cifre, quien habló en nombre de estos clubes. «Casamos belleza y música, o cultura y naturaleza; gracias por vuestra presencia. Queremos cumplir con uno de nuestros deseos, mejorar el mundo a través de la cultura y, al mismo tiempo, desde la solidaridad», expresó. Tras otros dos discursos, a cargo de Antonio Ques y Francisca Bennàssar, por un lado, y Kate Mentink, por otro, llegó el turno de la primera proyección, un documental sobre la Serra basado en instantáneas de Marcos Molina, y, después, el momento cumbre: la actuación de la Simfónica y la Banda de Palma, 120 músicos sobre el escenario del Auditòrium, para interpretar la sinfonía La Serra de Tramuntana, del joven compositor Antoni Mairata.
El público asistente, más de 1.300 personas, aplaudieron durante varios minutos esta interpretación, que recordó a las clásicas composiciones cinematográficas, repleta de emoción y entusiasmo, del cual se contagiaron los asistentes.
Al final del evento, en el que estaba previsto que actuase la soprano Marga Rodríguez, –quien no pudo asistir por motivos de salud– ambas formaciones volvieron a tocar juntas, en esta ocasión, Poema sinfónico de Mallorca, compuesto por el propio Ahn. Antes, la presidenta Armengol y otras personalidades recibieron un obsequio por parte de los clubes rotarios.
La cita sirvió también para dar a conocer a los asistentes el libro Bernardo Obrador, La Orquesta Sinfónica de Mallorca y Eaktay Ahn. Fue una ceremonia que, como apuntó Jaime Cifre, «hace aflorar los sentimientos».
1 comentario
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Muy bien. Ahora ya pueden seguir construyendo, llenándola de ciclistas y corredores, y barcos que fondean su litoral sin ningún miramiento, y sobre todo, prostituyéndola para sacarle todo el dinero que se pueda.