El primer single del disco, El seu gran hit, es un nuevo monumento al realismo social. Este tema, como el resto, redefine el sonido de la banda con una vuelta de tuerca orquestada por el productor escocés Tony Doogan, arquitecto del sonido de artistas como Belle & Sebastian o Teenage Funclub. El resultado les lleva a un terreno de ritmos bailables, bañados en sintetizadores, que ponen fin a una etapa de «diez años y tres discos», sentencia Joan Enric Barceló, miembro del conjunto barcelonés. «Siempre que hacemos un disco hemos intentado dar un paso al frente. Con Un estrany poder sentíamos que era el momento de buscar nuevos retos y trabajar con gente distinta».
Este ha sido un trabajo largamente madurado, año y medio han tenido para darle forma. Ahora toca someterlo a exámen y, en ese sentido, el directo es el mejor banco de pruebas. Precisamente es sobre el escenario donde las canciones de Els Amics de les Arts mejoran sus prestaciones, desatando su vis irónica y potenciando su imagen romántica. «La única cosa que buscamos es que nuestra música sea estimulante», sostiene.
El modo de encajar una crítica determina el grado de madurez de un grupo, en ese punto el cuarteto ha mejorado: «Antes hacían daño, una reseña en un diario o un tuit con mala leche te jodía el día. Por suerte, hemos asumido que hacemos un trabajo que llega a mucha gente y es imposible gustar a todos».
En cuanto al repertorio con el que seducirán a un Auditòrium de Palma al borde de agotar sus entradas, Barceló adelanta que «tenemos preparadas 25 canciones, pero dependiendo del día solemos tocar entre 19 y 21», concluye.
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