Ernest Riera; el director del filme, Johannes Roberts, y el montador, Martin Blinker.

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Desde que Steven Spielberg aterrorizase al mundo con Tiburón en 1975, cuando uno se sumerge en el mar «no puede evitar pensar» en las míticas escenas de este filme, uno de los más exitosos del género. Por eso, no hay verano sin película de ?tiburones?, ya sea en clave de terror o de comedia ?como la popular saga Sharknado?. Este verano, en la taquilla estadounidense ha dado la sorpresa un thriller con escualos, A 47 metros, del director británico Johannes Roberts, cinta que debutó a mediados de junio en el número cinco del ránking con una recaudación de 9,6 millones de euros en su primer fin de semana; siete días más tarde, escaló un puesto ?por encima de La momia, con Tom Cruise?, y a día de hoy suma 28,7 millones de euros en Norteamérica y un total de 30 a nivel mundial. Uno de los dos guionistas de la película, que llegará a las salas de España el 21 de julio, es el mallorquín Ernest Riera. El cineasta desvela en este reportaje los secretos de esta producción más cerca del «trhiller psicológico» que «del terror», apunta.

Durante una inmersión para contemplar a los tiburones, dos hermanas de vacaciones en México ?a quienes dan vida las actrices Mandy Moore y Claire Holt, muy populares por su participación en series como This is us o Los originales, respectivamente? se quedan atrapadas en una jaula de avistamiento, con el oxígeno agotándose y rodeadas de peligrosos escualos blancos. Sin ayuda en la superficie, sin ayuda bajo la superficie, ambas deberán luchar por su vida. Este es el punto de partida de A 47 metros.

«Todo lo que está pasando con la película nos ha cogido por sorpresa, no nos lo esperábamos», confiesa Ernest Riera, «cuando se estrenó en Estados Unidos en el puesto número cinco y con 11 millones de dólares ya fue increíble, pero que una semana más tarde, no sólo no perdiera fuerza, sino que subiese un puesto superando a películas con 150 millones de presupuesto, como La momia, fue como un shock, estamos muy contentos». Precisamente, A 47 metros, que contó con un montante de cinco millones de dólares, está resultando una película muy rentable para su estudio y distribuidora, «estas cosas son las que pasan en este mundo, nunca sabes cómo van a funcionar los proyectos».

«A nosotros [Johannes Roberts y Riera] nos gustan mucho las películas de tiburones, pensamos que es uno de los monstruos que más se asemejan a los que hoy en día podemos ver y tocar, y que tenemos mitificados, aunque luego no atacan tanto como se dice...», señala Riera, quien agrega: «Así fue como empezamos el guion, con esos miedos que tenemos casi todos cuando nos metemos en el agua, y a partir de ahí quisimos hacer una película que fuera un poco más allá de la clásica ?peli de tiburones? que atacan y se comen una pierna... La idea es que el espectador sienta la angustia y la desesperación de estar abandonado en el fondo del mar, en esa inmensidad del océano, porque toda la película se desarrolla debajo del agua para crear ese suspense, no saber por dónde van a salir los tiburones». En realidad, en este thriller «no aparecen demasiado estos animales, queriamos representar el miedo de estar allí y trasladar la intimidad de las dos protagonistas y sentir sus temores».

Una de las posibles razones que han motivado el éxito del filme, según Ernest Riera, podría ser «su giro final, del que no voy a desvelar nada, pero es de los apuntes que más nos han comentado desde los primeros pases».