Imagen promocional de la bailarina Sara Baras, durante un espectáculo.

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Tras ofrecer cien actuaciones seguidas en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, por donde han pasado más de 65.000 espectadores, la bailarina Sara Baras (Cádiz, 1971), Premio Nacional de Danza en 2002, recalará en el Auditòrium de Palma los días 28 y 29 de este mes con su espectáculo Voces.

«La función nace de la necesidad de agradecerle a los maestros por habernos enseñado este arte que es el flamenco y darnos sus consejos, con todo lo que han compartido», señala Baras. El programa de Voces cuenta con un amplio repertorio que constituye un recorrido por los «grandes nombres», como Paco de Lucía, J. Jiménez Chaboli, Camarón de la Isla, Antonio Gades, Carmen Amaya, Moraito o Enrique Morente.

«Mi madre fue mi primera gran maestra, quien nos enseñó a amar el flamenco. Mi abuelo era pianista clásico, por lo que en mi casa siempre se ha valorado mucho la cultura. Ahora, cuando veo que puedo llevar a mi ‘peque’ conmigo de gira, me doy cuenta de que yo también, desde siempre, he tenido esa relación estrecha, ese contacto con los escenarios. Lo ves todo de otra manera», cuenta la bailarina.

«El flamenco está muy bien valorado por parte del público, prueba de ello es que hemos tenido que ampliar la temporada en Madrid. Mi compañía de baile, que fundé hace ya veinte años, se mantiene gracias a ese público. Es verdad que requiere mucho esfuerzo y de no bajar la guardia en ningún momento, pero nuestro equipo es como una gran familia», subraya. «Es una entrega al cien por cien, en creer en lo que somos y en lo que hacemos», agrega.

Además, Baras destaca que este baile tiene muy buena acogida tanto dentro como fuera de España. «Hoy en día tenemos muchas facilidades para ver este tipo de espectáculos por diferentes ciudades del mundo, y eso ayuda mucho en la puesta en valor del flamenco», advierte. Sin embargo, la bailarina recalca que debería haber «más ayudas y más escuelas para que los que quieren formarse en esta disciplina no tengan que salir del país».
«Esa generación de maestros al que rendimos homenaje en Voces ha dejado un hueco que nadie podrá llenar porque eran únicos. Nosotros cogemos su música desde el respeto, la humildad y, sobre todo, con mucho amor y sinceridad», concluye.