Maria Magdalena Gelabert Miró (Manacor, 1964) ha dedicado más de diez años a estudiar en profundidad la vida y obra de Antoni M. Alcover –de hecho, hasta el momento, ha sido la directora gerente de la Fundació Antoni Maria Alcover de Manacor–. Hace cinco años, Gelabert decidió, motivada por un texto de Caterina Valriu –directora del trabajo–, centrarse en la figura de la mujer en las rondaies de Alcover, publicadas a partir de 1880. Para hacerlo, la filóloga ha analizado 433 textos, a los que ha aplicado 25 campos de estudio y ha extraido 45.898 variables.
«Los que piensen que las ‘rondaies' son misóginas, no las conocen bien»
También en Noticias
- Descubre la planta ideal que te ayudará a dormir toda la noche del tirón
- Cuatro años viviendo en una caseta de un parque municipal
- El profesor condenado: «Si supiera de mí lo único que sale en los medios, yo también estaría preocupado»
- Un mallorquín buscado por la Europol: la detención clave para resolver el atentado al expolítico Vidal-Quadras en Madrid
- La seguridad privada se viste de gala y premia a sus vigilantes más destacados
5 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
Criticant les rondaies, perque no estan escrites en l'inexistent Bâlèâr i a damunt, fent-ho en Castellà? Aneu a embrutar el Castellà i deixeu tranquil a Mossén Alcover.
Las auténticas "rondayes mallorquines" fueron escritas por el Archiduque Luis Salvador y por Mossen Antonio María Alcover, lo que se escribió posteriormente desde el vendido al catalanismo F. de Borja Moll (aprendiz y ayudante de mossen Antoni Mª Alcover sin título ni referencia alguna) hasta hoy, de rondayes mallorquines no tienen ni el nombre, porque lo escriben en catalán "rondaies".
Echo de menos las "Rondaies" sin normalizar, las genuinas con las expresiones de la isla, las normalizadas me parecen un atentado contra la cultura de las islas y un abuso por parte del catalanismo radical. Lo digo porque conservo algunas antiguas y dan ganas de ponerse a llorar con las normalizadas cuando las comparas con las genuinas de Antoni M. Alcover.
Si fueran de Cervantes seguro todo sería visto como misógino, a pesar de que fueran estas mismas.
Las rondallas forman parte de mi niñez. Recuerdo que las escuchábamos en la radio de tres teclas de cá sa padrina. Merendando con galletas de Inca y chocolate.