«The Handmaid's Tale» se alzó con cinco premios: mejor serie dramática, mejor actriz de serie dramática (Elisabeth Moss), mejor actriz de reparto en una serie dramática (Ann Dowd), mejor director en una serie dramática (Reed Morano, segunda mujer en la historia que gana en esa categoría) y mejor guion de serie dramática (Bruce Miller).
Esta obra, basada en la novela de la escritora canadiense Margaret Atwood, imagina un mundo en el que EEUU ha sufrido un golpe de Estado y la democracia ha sido sustituida por una teocracia autoritaria en la que las mujeres sufren opresión y discriminación.
La miniserie de HBO «Big Little Lies» fue la otra gran ganadora de la velada, también con cinco galardones: mejor miniserie, mejor actriz protagonista (Nicole Kidman), mejor director (Jean-Marc Vallée), mejor actriz de reparto (Laura Dern) y mejor actor de reparto (Alexander Skarsgaard).
Este formato, compuesto por siete capítulos, es un drama sobre cinco madres que viven en la localidad elitista y costera de Monterrey (California), cuyos hijos de entre seis y siete años acuden a la misma clase en la escuela y cuyas vidas se ven afectadas por un asesinato sin resolver.
Sterling K. Brown ("This is Us") se impuso como mejor actor de drama a Anthony Hopkins ("Westworld"), Milo Ventimiglia ("This is Us"), Kevin Spacey ("House of Cards"), Bob Odenkirk ("Better Call Saul"), Matthew Rhys ("The Americans") y Liev Schreiber ("Ray Donovan").
Moss, por su parte, le ganó la partida a Viola Davis ("How To Get Away With Murder"), Claire Foy ("The Crown"), Robin Wright ("House of Cards"), Keri Russell ("The Americans") y Evan Rachel Wood ("Westworld").
En el terreno de comedia, la sátira política «Veep» se alzó con su tercer Emmy consecutivo a la mejor serie frente a «Atlanta», «Black-ish», «Master of None», «Modern Family», «Silicon Valley» y «Unbreakable Kimmy Schmidt».
Su protagonista, Julia Louis-Dreyfus, hizo historia al hacerse con el trofeo de mejor actriz por sexto año consecutivo, batiendo el récord de galardones para un artista por un mismo personaje.
Uno de los galardones más señalados fue el de mejor guion de comedia, que fue a parar a Aziz Ansari y Lena Waithe por «Master of None». Waithe se convirtió en la primera afroamericana en ganar en esa categoría.
Por su parte, Donald Glover ("Atlanta") se impuso como mejor actor de comedia, donde competía contra Jeffrey Tambor ("Transparent"), Anthony Anderson ("Black-ish"), Aziz Ansari ("Master of None"), William H. Macy ("Shameless") y Zach Galifianakis ("Baskets").
Además, «Black Mirror: San Junipero» se impuso como mejor película para televisión.
Asimismo, Riz Ahmed ("The Night Of") y Nicole Kidman ("Big Little Lies") triunfaron como mejores actores de miniseries o películas para televisión.
«Creamos este trabajo nosotras mismas por frustración, no encontrábamos papeles lo suficiente atractivos. Ojalá lleguen más papeles así», reconoció Kidman, que es productora de «Big Little Lies» junto a su compañera Reese Witherspoon.
En cuanto a número total de premios, el programa de humor «Saturday Night Live» se alzó con un total de nueve trofeos, incluidos cinco de carácter técnico.
El programa fue testigo de los triunfos de sus discípulos Alec Baldwin (por su imitación del presidente de EEUU, Donald Trump) y Kate McKinnon (por su imitación de la exaspirante a la Casa Blanca Hillary Clinton) como mejor actriz de reparto.
«Finalmente, ¡aquí tienes tu Emmy!», dijo Balwin dirigiéndose al mandatario estadounidense, que fue objeto de numerosas chanzas por parte del maestro de ceremonias, el humorista Stephen Colbert.
«Trump es la mayor estrella televisiva del año», dijo rotundo Colbert sobre el presidente estadounidense, que en el pasado optó al Emmy por su trabajo en el reality «The Apprentice».
«No ganó porque, al contrario que en las elecciones generales, el Emmy se lo lleva quien gana el voto popular», manifestó el presentador.
Sin embargo, el momento más sorprendente y humorístico de la noche llegó con la aparición de Sean Spicer, exportavoz de la Casa Blanca, que se parodió a sí mismo burlándose de una de sus intervenciones más recordadas.
«Estos Emmys tendrán la mayor audiencia que se haya visto, punto. Tanto en persona como alrededor del mundo», afirmó Spicer desde un ficticio estrado presidencial, en clara referencia burlesca a sus afirmaciones del pasado mes de enero sobre las cifras de asistencia a la investidura de Trump como presidente de EEUU.
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