Pablo Mielgo, director de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears. | Teresa Ayuga

TW
2

Fue en verano de 2014 cuando Pablo Mielgo (Madrid, 1976) asumió el cargo de director artístico de la Orquestra Simfònica de les Illes Balears (OSIB), junto al japonés Joji Hattori (1969). Ahora, que quedan pocos días para que la Simfònica estrene nueva temporada, parece un momento oportuno para hacer balance. A eso se le añade el concierto extraordinario que interpretarán este sábado en uno de los espacios europeos más emblemáticos: la Sala de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, bajo la cúpula del artista Miquel Barceló.

«Estamos muy orgullosos, allí solamente se hacen dos conciertos al año. Es una sala muy especial, en la que se han firmado tratados importantes y en donde tuve la suerte de dar un concierto en diciembre de 2014. Para la Simfònica es fundamental poder estar allí», expresa Mielgo. «Llevamos el nombre de las Baleares, somos el elemento cohesionador y vinculador de las Islas», agrega. Esta actuación es un proyecto de la Conselleria de Cultura, que cuenta con la colaboración del Institut Ramon Llull. «La Orquestra Simfònica de les Illes Balears, como tal, es una orquesta de todos, aunque el centro neurálgico sea Palma. Hemos hecho temporadas en Manacor, Menorca, hemos visitado Eivissa y procuraremos que, al menos una vez al año, actuar en Formentera», asegura.

Balance

En cuanto al balance, Mielgo confiesa que «estoy muy contento con la línea ascendente que ha tomado la Simfònica, que ofrece al público un programa variado y completo. Esto le ha valido una situación en el mapa y que sea defendida como primera bandera de las Islas. La implicación de los músicos es esencial y, precisamente, destacaría este elemento de la Simfònica: su aspecto humano y la relación extremadamente cordial entre sus componentes», señala Mielgo.

Futuro

De cara al futuro, Mielgo se propone como principales retos aumentar la plantilla de la Simfònica y establecer una sede en Ciutat. «Hemos hecho un proceso de crecimiento a nivel programático y seguimos arrastrando la necesidad de crecimiento de la plantilla. Con el apoyo de las instituciones y del Govern esto saldrá adelante en los próximos meses», apunta.

Sobre la sede, Mielgo dice que «el Govern tiene clarísimo el compromiso de que la Simfònica tiene que tener una sede. Es un reto histórico que el Govern ha asumido y que ya está en marcha, por ejemplo, la cesión de terrenos. Es un proyecto en camino que empezó hace largo tiempo y que sé que se acabará haciendo. La Simfònica no es un elemento político, sino un bien cultural de todos». «Hay que tener presente que nos debemos al pueblo», concluye.