Fernando Martínez ‘Fernandisco’. | Xavi Solà

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La pasión por el fenómeno remember no cesa, y el festival Love the 90’s se une a la fiebre con un cartel conformado por los artistas que nos hicieron bailar en aquella década.

Fernando MartínezFernandisco será el maestro de ceremonias de este evento que plantará su cuartel general el 11 de agosto en Son Fusteret. El mítico locutor, todo un referente radiofónico avalado por dos premios ondas, dará paso a artistas como Gala, Rozalla y Paradisio, y compartirá anécdotas sobre ellos.

Fernandisco comenzó en la radio de la mano de Constantino Romero y Joaquín Luqui, «me siento orgulloso de haberles llevado el café cada mañana a esos monstruos», reconoce el comunicador catalán, que tiene claro que «sin humildad no se llega a ningún sito en esta vida». Con semejantes maestros, no tardó en convertirse en uno de los locutores de referencia.

Hoy, con más de tres décadas de trayectoria, es el encargado de despertar cada mañana a los oyentes de Qué!Radio con una programación «que apuesta por las canciones que forman la banda sonora de muchas vidas». Pero en Mallorca hará de cicerone de una pléyade de viejas glorias con «un sonido muy potente, que han llegado al corazón de la gente». Y es que, el festival Love the 90’s es como una jukebox que pone en marcha un sonido «que te hace recordar, sentir, bailar y cantar».

En su etapa en Los 40 principales, implantó un estilo de presentar muy americano, inspirado en la época que pasó «en Los Ángeles y Nueva York, donde construí el personaje de Fernandisco». Asegura que «aquellos fueron mis días más felices a nivel profesional». Sin embargo, no se considera un nostálgico, «no vivo anclado en el pasado».

Por sus micrófonos han pasado artistas fundamentales como Freddie Mercury, Mick Jagger, Elton John o Whitney Houston, de quien guarda una jugosa anécdota: «Le pregunté: ’¿Has encontrado tu sitio en la música?’, y me contestó: ‘Yo soy un ángel del cielo que todavía no ha encontrado su sitio en la Tierra’. Me heló la sangre, de forma velada me había dicho que no era feliz». Antes de despedirme le pregunto cómo le gustaría ser recordado. No se lo piensa dos veces: «Como un tipo diferente».