Imagen del escritor y colaborador de UItima Hora Gabriel Sabrafín en su estudio. | S. Cases

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El 2 de octubre de 2008, hace ahora 10 años, fallecía en Palma el escritor y periodista Gabriel Sabrafín Ripoll a la edad de 66 años. A lo largo de su vida, Sabrafín mantuvo una estrecha relación con el mundo de la comunicación local, primero como colaborador y administrador de La Hoja del Lunes y, posteriormente, como una de las firmas habituales de Ultima Hora.

Fue en esa cabecera donde Sabrafín desarrolló la mayor parte de su faceta como comunicador, alternando su faceta de entrevistador con la de articulista y crítico musical y teatral. En estas páginas también publicó durante años una sección dedicada a divulgar los orígenes de la nomenclatura de las calles de Palma.

Gabriel Sabrafín alternó esta labor con su pasión por la escritura, que le llevó a publicar más de 30 títulos. Enamorado de las Illes Balears y sus tradiciones, dedicó largos años a investigar los orígenes de las leyendas y relatos fantásticos del archipiélago transmitidos de generación en generación, que recopiló en un amplio abanico de títulos reeditados en el tiempo y cuyo punto de partida fue 'Mallorca: leyendas, tradiciones y relatos', publicado en 1978. Precisamente, una de las leyendas recogidas en ese libro fue llevada a la televisión en la película 'L’honra venjada'.

Exploró, además, el mundo del teatro –con el que mantuvo un largo idilio desde su adolescencia y a través del cual conoció a su esposa, -na Consòl- debutando como autor con 'Benet Esteve (un bandejat de la Germania)', estrenada en el Teatre Principal de Palma en 1985. También escribió 'Planxat al vapor' y el monólogo 'Vell amic de banús', ganador del Premi Teatre Principal 2001 de textos teatrales. Sabrafín también se atrevió con la novela negra, publicando dos títulos: 'Entre el foc i el fum' y 'El novè vent'.

En su faceta personal, Sabrafín es recordado como un gran amigo de sus amigos, que mantuvo desde sus años de estudiante. Fruto de esas relaciones personales es el homenaje que le dedicó el poeta pollencín Miquel Bota Totxo.

Pero si Sabrafín fue un enamorado de las letras, su mayor pasión era, sin duda, la familia, repartiendo su tiempo libre entre su esposa, hijos y, sobre todo, sus nietos: Biel y Carles. Se llevó a la tumba el sueño de poder incorporar una niña a la estirpe, deseo que no pudo ver cumplido pero que se materializó seis años después con la llegada de Neus quien, con frecuencia, pregunta cuándo podrá montarse en el cohete que la lleve a conocer a 'l’avi'. Porque, aunque en su inocencia, la pequeña Sabrafín sabe que el cielo pertenece a las personas buenas y con estrella.