El premio, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 40.000 euros y distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual.
A Aguirre le ha enorgullecido la consideración del jurado porque Antonio Machado es para ella «el primero entre los dioses literarios», según ha explicado después de que le hayan comunicado el galardón, que le llega siete años después de obtener el Premio Nacional de Poesía.
Porque Francisca Aguirre (Alicante, 1930) sigue leyendo a Machado cada vez que se siente «nerviosa por algo": «le leo media hora y ya estoy como una rosa», ha dicho la autora de «Historia de una anatomía».
El jurado ha elegido la obra de esta autora «por estar su poesía (la más machadiana de la generación del medio siglo) entre la desolación y la clarividencia, la lucidez y el dolor, susurrando (más que diciendo) palabras situadas entre la conciencia y la memoria».
«Tiene mucha razón el jurado», ha considerado Aguirre, que ha indicado que la conciencia y la memoria son los dos puntales de su poesía, que seguirá escribiendo «mientras el cuerpo aguante».
Francisca Aguirre (Alicante, 1930), es hija del pintor Lorenzo Aguirre, a quien le dedicó el poemario «Trescientos escalones», y viuda del también poeta Félix Grande, que falleció en 2014.
Su primer poemario, que obtuvo el premio de poesía Leopoldo Panero, fue «Ítaca». Desde entonces, y con la excepción de la década de los 80, la autora ha continuado publicando su obra de manera ininterrumpida.
Ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011 con su poemario «Historia de una anatomía» (2010), libro con el que también obtuvo el premio Miguel Hernández 2010.
Además, es autora de los libros de poemas «Ensayo General» (Premio Esquío 1995), «Pavana del desasosiego» (Premio María Isabel Fernández Simal 1998), «Ensayo General. Poesía completa 1966-2000», un tomo con todos los libros de poemas escritos hasta el 2000 que obtuvo en el año 2001 el Premio de la Crítica Valenciana al conjunto de una obra, «Nanas para dormir desperdicios» (Premio Alfons el Magnànim 2007).
Es, también, autora del libro de relatos «Que planche Rosa Luxemburgo» por el que consiguió el Premio Galiana en 1994 y del libro de recuerdos «Espejito, espejito».
Sus obras han sido traducidas al francés, italiano, portugués y árabe.
El jurado ha estado presidido por Olvido García Valdés, directora general del Libro y Fomento de la Lectura y como vicepresidenta ha actuado Begoña Cerro, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas.
Además, han formado parte, a propuesta de la Real Academia Española, José Manuel Blecua; por la Real Academia Gallega/Real Academia Galega, M.ª Jesús Marina Mayoral; por la Real Academia de la Lengua Vasca/Euskaltzaindia, Ana María Toledo; y por el Instituto de Estudios Catalanes/ Institut d'Estudis Catalans, María Ángela Vilallonga.
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