Creador de películas de culto del cine de género como «¿Quién puede matar a un niño?» y «La residencia», Ibáñez Serrador contribuyó a popularizar el cine de terror y fantástico en España.
La Junta Directiva de la Academia de Cine acordó reconocer al cineasta, realizador de televisión, guionista, director teatral y actor con su galardón honorífico «por ser un creador de pesadillas único y original, abrir el camino a toda una generación de cineastas españoles, que siempre han reconocido su influencia, y por su contribución al fantástico, el suspense y el terror».
Entre los directores influidos por su legado la Academia cita en un comunicado a pesos pesados internacionales como Juan Antonio Bayona, Rodrigo Cortés, Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró, Mateo Gil, Enrique Urbizu o Paco Plaza.
Junto a los cinco últimos desarrolló en 2006 «Películas para no dormir», serie de seis «tv movies» de terror, de las que Ibáñez Serrador dirigió «La culpa».
Narciso Ibáñez Serrador (1935, Montevideo, Uruguay) es el hijo único de la pareja de actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador. Criado entre giras y escenarios, debido a una enfermedad que padeció de niño se convirtió en un ávido lector y desarrolló su vocación intelectual.
En la década de los cincuenta, en España, trabajó como actor en la compañía de teatro de su madre y, poco después, se pasó a la dirección teatral.
En 1957 regresa a Argentina y, junto a su padre, inicia una exitosa colaboración en teatro, radio y televisión. Ibáñez Serrador se convirtió en un reputado profesional como actor, realizador y guionista en la televisión argentina, firmando muchas veces sus textos con el seudónimo Luis Peñafiel.
Regresó a España en 1963 y empezó su colaboración con Televisión Española, a la que trasladó todo lo que había aprendido en América, contribuyendo a «revolucionar y modernizar» la televisión de los sesenta, recuerda la Academia, con series como «Mañana puede ser verdad» o «La historia de Saint Michel», pero especialmente con «Historias para no dormir» (1966).
A estas se suman los títulos para la pequeña pantalla «El último reloj», «El asfalto», «Historias de la frivolidad» y «El televisor» (1974). Especializado en adaptaciones literarias y biografías de personajes célebres, sobre todo en su etapa argentina, fueron sin embargo sus historias de ciencia ficción y de terror las que más impactaron al público.
La Academia reconoce asimismo, com parte de su sello de identidad, el humor, con las presentaciones previas que hacía en «Historias para no dormir» o en los ciclos de 'Mis terrores favoritos', a los que aportó «un toque de ironía y comedia».
En la carrera de este divulgador de los clásicos del género, también figuran novelas radiofónicas y las obras teatrales «Aprobado en castidad», «El agujerito» y «El águila y la niebla». En 1970 fundó la productora Prointel para desarrollar sus propias producciones en cine, televisión, teatro y publicidad, entre las que se encuentran el mítico programa 'Un dos, tres, responda otra vez'.
La trayectoria del hombre «tímido» que asustó, divirtió e hizo pensar al público ha sido reconocida con el Premio Nacional de Televisión en 2010, el Premio Maestro del Fantástico del Festival Nocturna, el Premio Ondas al Mejor Programa por 'Hablemos de sexo', premios Antena de Oro, Premio Iris y el Premio Feroz de Honor, entre otros galardones, a los que ahora se suma el Goya de Honor 2019.
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