Carolina Adán, en su casa-taller de la Costa d’en Brossa, en Palma. | Guillermo Esteban

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Vive en un taller con olor a aguarrás. Sin salón. Sin televisión. Una cocina, un baño y una cama son suficientes para Carolina Adán (Madrid, 1984), que compagina el arte con su trabajo como secretaria en el despacho Deloitte Abogados de Palma. «Para los que lo ven de fuera es raro. Todas las salas, excepto mi habitación, son mi taller. No me hace falta nada más. No podría volver a vivir en un piso normal», cuenta la artista, quien llegó a Mallorca a los 24 años «por amor».

Adán, que estudió Bellas Artes, hace ilustraciones por encargo, eventos de pintura en directo y murales en calles de Palma. La obra Art is life, en Santa Catalina, es una de sus intervenciones de arte urbano que más se han reproducido en Instagram.

«Banksy, para mí, es un dios. Estoy en contra de la exposición que hicieron en Madrid porque cobran entrada y él, precisamente, busca todo lo contrario. Es la comercialización absurda del arte, que ni siquiera respetan al artista». Carolina Adán prepara en la actualidad un proyecto basado en el libro Las hijas de Lilith, de Erika Bornay.

PALMA.